Microseguros: oferta insuficiente, demanda por incentivar
Por séptimo año consecutivo, en noviembre último, el Perú fue elegido el país con el mejor entorno de negocios para las microfinanzas y demás servicios financieros en el mundo. Esto según el informe Microscopio Global 2014, Análisis del Entorno para la Inclusión Financiera, elaborado por The Economist Intelligence Unit por encargo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El instrumento financiero más asociado a este sector son los microcréditos. Sin embargo, hay otro que requiere de similar atención por su impacto: el microseguro. Incluyente, flexible, coherente, asequible, simple e innovador, es un seguro destinado a cubrir los riesgos de las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
La muerte o discapacidad de un familiar, los accidentes de tránsito y las enfermedades son riesgos importantes para todos, más aún para quienes no cuentan con los ingresos oportunos. Un siniestro así afecta severamente los activos de una familia en situación de pobreza y retrasa su proceso de desarrollo económico. Como señala Craig Churchill en su estudio “What is insurance for the poor?”, los mecanismos a los que recurren frecuentemente en caso de emergencia son créditos de conocidos o de prestamistas, la búsqueda de nuevos ingresos, así como la venta o uso de activos —animales o ahorros—.
En el Perú, según el estudio elaborado por Andrea Camargo y Leticia G. Furst Gonçalves para el BID, titulado “Fomento del acceso a los seguros en el Perú: cambios en el entorno de los seguros en beneficio de la población poco y no atendida”, la penetración del mercado de seguros es una de las más bajas de la región: las primas representan 1,5% del PBI, frente al 3% o 4% regional. Dentro del mercado asegurador peruano, el informe agrupa como microseguros a los ofrecidos por microfinancieras junto con microcréditos, los productos obligatorios por ley como la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), los provistos por el Estado y los microseguros voluntarios. Los más consumidos en el Perú son los de desgravamen (38%); de accidentes, vida y sepelio (27%); seguros generales —incendio, terremoto, robo, etc.— (23%); salud (6%); SOAT (3%); agrícola (2%) y desempleo (1%).
La oferta de seguros en el país es aún insuficiente. Sin embargo, aún si contase con una oferta adecuada de microseguros, su consumo probablemente estaría lejos de ser óptimo. ¿Por qué? La economía del comportamiento tiene algunas respuestas posibles, vinculadas con cómo las personas abordamos cognitivamente la gestión de riesgos. Sostiene que preferimos evitar pérdidas pequeñas y ciertas al asegurarnos porque percibimos muy lejana la ocurrencia del siniestro. O no conocemos las probabilidades de ocurrencia verdaderas de los siniestros y nuestra exposición a ellos influye en nuestras demandas de seguros.
Otras dificultades son los costos de transacción involucrados en la suscripción y el pago de primas, la complejidad de información y alternativas involucradas en los contratos así como nuestro elevado optimismo acerca de nuestro futuro. Así lo sostienen Michal Matul, Aparna Dalal, Ombeline De Bock y Wouter Gelade en su paper “Why People Do Not Buy Microinsurance And What Can We Do About It”. Es justamente en dichas razones en las que se sustentan sistemas como el de pensiones o la normatividad de la CTS. Los sesgos cognitivos relacionados con los microseguros son realidades evidenciadas que no deberían ignorarse.
El desarrollo del mercado de los microseguros supone una alternativa de seguridad social sostenible que debería fomentarse con mayor intensidad desde la política pública. El enfoque debería contemplar un doble abordaje de oferta y demanda. Por el lado de la oferta, el informe del BID sugiere mejorar la regulación existente en el país y promover la innovación, la competencia y la generación de propuestas de valor para los más vulnerables. Por la demanda, no se deberían olvidar los problemas destacados por la economía del comportamiento para garantizar el éxito del sistema.
*Este post fue escrito en colaboración con Fernando Oliveri, asistente de investigación