¿Existe un vínculo entre contaminación y productividad?
Hace una semana participé en una interesantísima conferencia sobre medioambiente, salud y capital humano, organizada por el Institute of Global Conflict and Cooperation de la Universidad de California (UCSD).
El foco del encuentro fue el impacto de la contaminación en la salud, el desarrollo cognitivo y la productividad de niños y adultos. Se abordó el claro impacto ya identificado de la contaminación del aire en la mortalidad infantil, el bajo peso del neonato y la mayor incidencia de enfermedades respiratorias. Pero también se discutió un tema bastante novedoso: el impacto de la contaminación en el desarrollo cognitivo y en la productividad laboral.
Si bien el foco estuvo mayormente centrado en la contaminación del aire, fenómeno sobre el que existe más información científica, hay otras formas de contaminación —del agua y de residuos sólidos, por ejemplo— que se prevé tendrán impactos dramáticos sobre la salud y la capacidad cognitiva.
Durante la conferencia, Paulina Oliva, de la University of California Santa Bárbara, presentó resultados contundentes sobre la relación entre el monóxido de carbono y la mortalidad infantil y de adultos mayores en México. Asimismo, otros trabajos discutidos, como el de Joshua Graff Zivin y Matthew Niedell, exponen que la contaminación afecta el peso de los recién nacidos. En el mismo trabajo se confirma que en las mujeres la contaminación puede retrasar la concepción e incluso aumentar la probabilidad de mortalidad del bebe durante el embarazo.
Sin embargo, lo que me pareció más interesante es la idea de considerar la contaminación como un importante factor de producción, conceptualmente parecido a la tecnología: transforma la manera como el trabajo, el capital y la tierra pueden combinarse para generar producción. Esta relación se vuelve incluso más interesante cuando pensamos en la contaminación como un by-product de la misma producción económica. Y es entonces cuando surgen preguntas fascinantes que necesitan ser investigadas con rigurosidad y prontitud. Propongo dos:
¿Cuál es el rol de la regulación para disminuir la contaminación? Claramente la civilización y el crecimiento generan contaminación y cierto nivel de regulación es deseado, pues permite tener mejores niveles de vida. En esa línea, hay países que están avanzando mucho en reducir sus niveles de contaminación. Un ejemplo es Chile, donde en 1998 se elaboró el “Plan de descontaminación de Santiago de Chile”, en el que se establecieron medidas para la reducción de la contaminación producida por el sector industrial. Este documento fue actualizado dos veces, en los años 2004 y 2010, y sus resultados han sido muy favorables.
Para tener una política óptima se requiere enumerar y calcular costos y beneficios de la contaminación, y para ello necesitamos mejores herramientas, más información y más investigación adaptada a la realidad peruana.
El segundo tema es fundamental en el Perú: tenemos los peores resultados en las pruebas PISA (Programme for International Student Assessment), y muy mal desempeño en la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE). Esta última se aplica a los niños de segundo grado de primaria de todo el país y sus resultados se pueden analizar a nivel regional. La evidencia internacional —aunque recién empieza a mostrar resultados más claros— sugiere que existen efectos negativos de la contaminación en las habilidades cognitivas y en el desempeño de los niños en el colegio, lo que posteriormente repercute en la productividad laboral.
Cabe la posibilidad de que cuando pensamos en las limitaciones en productividad y en por qué la educación no avanza en el Perú, estemos dejando de lado un factor importantísimo: la exposición de los niños a la contaminación. A todo tipo de contaminación.