¿Es posible resolver los conflictos familiares?
Es frecuente que al avanzar en su tamaño y rentabilidad, surjan conflictos entre los miembros de la familia, ya sea que trabajen en ella o no. Las causas de cada conflicto son de naturaleza y detalle diferentes. Pero lo que si tienen en común son algunos aspectos.
Muchas veces las familias consideran que la causa del conflicto es económica. Por ejemplo, el pedido de ayuda económica de un miembro de la familia para poner un negocio similar o cercano al de la familia. Lo cual trae de manera natural inquietudes entre los demás miembros, en especial de aquellos que están trabajando arduamente para el bien de la empresa.
En otras ocasiones un miembro de la familia pasa por una situación económica o de salud difícil y no tiene como cubrir dichas necesidades. En estos casos los padres cubren inmediatamente estas necesidades, como es natural en toda familia. Sin embargo, como los fondos provienen de la empresa familiar, los demás miembros sienten que no se les ha consultado sobre la ayuda brindada.
El trabajo de los miembros de la familia y en especial asuntos de política de la empresa, también suelen ser origen de conflictos. Cuando un miembro de la familia ocupa un cargo de dirección y no lo hace bien, suele ocurrir que ninguno se siente con el derecho y menos el ánimo para indicarle que debe corregir. Estas situaciones, conforme pasa el tiempo se van agravando hasta llegar a un punto en que sale a la luz, pero de manera intempestiva y cruda; lo cual genera el resentimiento del aludido y de su familia directa.
Nuestra experiencia nos muestra dos acciones que pueden ayudar a llevar, manejar estos conflictos.
La primera es establecer, lo más temprano posible, unas reglas de funcionamiento entre familia y empresa –protocolo familiar-. Y lo segundo al tratar las situaciones concretas hacerlo en una reunión con todos los miembros de sangre y con la situación debidamente estudiada y documentada. A estas reuniones se les conoce como Consejo de Familia.
Finalmente una regla de oro: mantener la discusión en el ámbito de los racional; evitar todo adjetivo pues llevara el dialogo a lo emocional y las probabilidades de un acuerdo se minimizarán.