¿Existen los dividendos en las Empresas Familiares?
Hace unos años en la elaboración de un protocolo familiar, una de las normas que el fundador planteaba abiertamente y sin ningun reparo la familia quería establecer, era la de establecer de manera permanente el no reparto de dividendos. Es muy frecuente que en sus inicios los fundadores reinviertan cada sol de utilidad en la empresa, ya que su objetivo principal es el crecimiento de la misma; en la cual ven reflejado su sacrificio y esfuerzo de muchos años de trabajo. Sin embargo al llegar las nuevas generaciones se hace necesario repartir parte de las utilidades con el fin de contribuir al bienestar económico de la familia.
En toda familia, cuando papá y mamá están presentes no hay nada que discutir, las reglas de casa se cumplen si o si. De la misma forma, en la empresa mientras los fundadores están presentes, ellos deciden los destinos de los fondos, y cuanto le dan a cada hijo, hasta ahí todo funciona bien. Sin embargo ¿es saludable a largo plazo continuar con estos repartos “equitativos” según los padres?, ¿es saludable reinvertir todas las utilidades en el negocio? ¿Qué pasaría si se aplica este criterio en una empresa no familiar?
En una empresa formada por varios accionistas, quienes han decidido invertir su capital en un negocio, lo que se esperan es un retorno, una ganancia, que sus acciones valgan más, gracias a una buena gestión, pero también esperan unos dividendos al finalizar el periodo fiscal, de acuerdo obviamente a las necesidades de reinversión de la empresa. De la misma forma es saludable y recomendable que en las empresas familiares se destine un parte de las utilidades al reparto de dividendos; puede ser mínimo, simbólico, pero busca cumplir con una regla importante para el éxito de cualquier Empresa Familiar y es tratar a la empresa como empresa, y a la familia como familia.
Entendemos a los fundadores, quienes buscan asegurar el crecimiento futuro del negocio, por lo que desean asegurar que las nuevas generaciones reinviertan les guste o no, y al mismo tiempo evitar el despilfarro; sin embargo es importante establecer una política de dividendos que asegure las buenas relaciones a futuro, manteniendo la unidad de la familia, y asegurando el crecimiento de la empresa. De esta manera, si los miembros de una familia establecen en el protocolo una política clara sobre el destino de las utilidades a disposición de la familia, sus posibles usos, como un fondo de bienestar familiar, estarán evitando futuros conflictos, porque la situación familiar suele cambiar de un momento a otro cuando alguno de los fundadores ya no está. Así, cuanto más logremos anticiparnos y dejar reglas claras para los más jóvenes, más posibilidades habrán de que la unidad, la confianza y el compromiso familiar se mantengan.