Perú renunció al mítico Rally Dakar y parece que nadie se dio cuenta
¿Qué tiene que ver el sonado regreso de Reimond Manco a Alianza Lima y la renuncia de Perú a ser parte de la ruta del próximo Rally Dakar 2016? A primera vista son dos noticias de intereses disimiles. Sin embargo, tienen mucho que ver. Ambas, salieron a la luz la última semana de agosto, la diferencia es que la flamante incorporación blanquiazul generó portadas en los principales diarios deportivos, diversas columnas de opinión sobre los pro y los contras de la llegada de este gran ¿talento deportivo?, y por supuesto, la audiencia viralizó rápidamente en redes sociales el contenido soportado, en gran parte, por el interés de los medios de comunicación en difundir esta noticia, por su evidente tono morboso.
Por otro lado, la segunda noticia, la cancelación del Dakar, por parte del Mincetur, pasó casi desapercibida a pesar de ser de vital importancia para la imagen del país en el exterior, fue difundida casi por inercia por la prensa como quien publica una nota de prensa más y no levantó mucho polvo, quedando demostrando, nuevamente, que en el Perú, el fútbol es el deporte rey por excelencia y que las demás disciplinas, están excluidas de un tratamiento más profundo. ¿Por qué? Porque somos una sociedad futbolizada y es cierto también, que a veces los periodistas preferimos no mojarnos en aguas que no conocemos. Por mi parte, trataré de no ahogarme en el intento.
Evento de escala global
Dejemos algo claro de arranque, para usar términos automovilísticos, el Rally Dakar tiene la importancia en el mundo de los fierros a la de una carrera de Fórmula Uno, si hacemos un paralelo, para darnos cuenta el nivel de evento deportivo al que hemos renunciado. Es una carrera que se realiza desde 1978 y fue trasladada a Latinoamérica el año 2009 por temor a los atentados terroristas en África. En Perú se llevó a cabo la primera edición el año 2012 gracias a las gestiones a nivel internacional de Arturo Woodman y la promoción interna a nivel gobierno, de José Luis Silva Martinot, Ministro de Comercio Exterior y Turismo, entre los años 2011 y 2013. En la segunda edición, la del 2013, Perú fue considerada como partida del Dakar. El 2014 y 2015, decidimos no participar por temas presupuestales y por presión de organismos protectores de las zonas arqueológicas en Nazca que aducen mediante estudios, los daños que generan el paso de los motorizados por estos espacios protegidos por su importancia histórica. En Chile, esta razón fue la principal para que la carrera no transite por su territorio en las últimas dos ediciones.
Pero reconociendo, la importancia de este evento para el impulso del turismo receptivo, nuevamente se apostó por realizar el Rally Dakar en el Perú, como punto partida y con la realización del Dakar Series o también llamado Desafío del Inca. Era una gran noticia para los amantes de los fierros.
Recordemos este informe presentado por Todo Motor, medio especializado en cobertura automovilística en abril de este año. Sí, hace tan sólo hace cuatro meses el proyecto estaba en marcha.
La difusión del evento a través de la televisión tiene escala global, lo que beneficiaba la imagen del país como destino turístico (fuera de Machu Picchu) y epicentro latinoamericano de competencias deportivas de primer nivel. Es un contenido televisivo, que se transmite en directo al mundo entero y dónde se destaca las bondades de nuestra amplia geografía. Ese tipo de publicidad gratuita para el Perú, en términos de marketing, de imagen y “equity” de marca país, no han sido valorados correctamente de acuerdo a los especialistas, los 7 millones de dólares de inversión por derechos, que había que pagarle a los franceses, han tenido mucho más peso que los 450 millones de dólares ganados en imagen, según valorización realizada por el impacto mediático a nivel global de los años 2012 y 2013 y los más de 70 millones que se generaron para los negocios relacionados a la competencia como hoteles, restaurantes, personal logístico, etc.
Una voz oficial
Lo preocupante es que parece nadie se ha puesto a pensar en las consecuencias económicas, de una decisión que si bien es cierto, pueden llegar a ser comprensibles, por las previsiones económicas y ambientales, que se requieren para enfrentar el impacto del Fenómeno del Niño en las poblaciones que serán más afectadas por las duras condiciones meteorológicas, ha perjudicado seriamente la imagen del Perú ante los ojos deportivos del mundo, en la que hemos mostrado una imagen de poca seriedad. La ASO (Amaury Sports Organization), organizadores del Rally Dakar, están actualmente en graves problemas logísticos, a cuatros meses de que empiece unas de las competencia más importantes del entorno mundial de Rally.
Marc Coma, director deportivo de la ASO, aún no tiene definida la nueva ruta (estaría lista a mediados de setiembre) y explica la situación de diversos equipos internacionales a quienes los han frenado en seco. “El día de hoy no hay recorrido para el Dakar 2016 y eso imposibilita dar una solución a muchos equipos que ya habían comprado los pasajes de avión para volar a Lima”. El ex piloto español comentó que el Dakar 2016 “estaba diseñado de tal manera que Perú aportaba la parte de dunas y de desierto, que es más difícil de encontrar en Bolivia y Argentina, por lo que ahora se tratará de encontrar esa parte que se ha caído”. Coma consideró además que “es una pena el retiro de Perú” porque ya había un trabajo de organización previa que “se echó a perder”, y apuntó que resulta difícil cuantificar el impacto económico que tendrá el cambio de recorrido para la organización. “Los más perjudicados serán los propios participantes peruanos porque será difícil que sus patrocinadores continúen en el proyecto si Perú ya no está en el recorrido”, añadió.
Los casos locales
En el Perú, los equipos que estaban preparándose para participar han sufrido un drástico cambio de planes y las pérdidas económicas para todos los grupos de interés que iban a estar involucrados en el desarrollo de la competencia se multiplica cada día.
Por dar un ejemplo, para el Desafío del Inca, la carrera que se iba a disputar en Ica y Pisco, entre el 10 y el 13 de setiembre, en las que estaban confirmados 120 equipos, entre ellos la presencia de pilotos de la talla de Laia Sanz, Joan Barreda o Nani Roma, entre otros, el Hotel Paracas ha tenido, que cancelar reservas por cerca de 280 mil dólares, pues los competidores llegaban casi dos semanas previas a la competencia para prepararse y debían asumir costos de hospedaje, alimentación y otros servicios.
“Es una decisión que nos cayó como un baldazo de agua fría. Nosotros teníamos una serie de contratos de patrocinios con marcas en pleno proceso de negociación que se han retraído porque al estar fuera el país de la competencia, se pierde interés mediático y lo que buscan las marcas es exponerse localmente si hasta latas de cervezas del Dakar crearon. Algunos de nosotros hemos casi pagado todo el costo de inscripción que está cerca de los 100 mil dólares y sumado los otros 200 mil dólares por conceptos de preparación del auto y el equipo, es mucho dinero en juego que se ha puesto en riesgo. Mi empresa iba a organizar campamentos para observar la carrera y así como yo, muchos hemos sido perjudicados. Estamos esperando que el gobierno nos convoque para que juntos busquemos la mejor salida pues de por medio están deportistas peruanos que buscan dejar en lo más alto la imagen del país. Estoy seguro que con dialogo podemos llegar a acuerdos que recompensen a quienes han sido seriamente perjudicados”, afirma Pancho León, del equipo Alta Ruta 4×4, que en la edición 2015, quedó el puesto 50 junto a Tomás Hiraoka, en la categoría coches.
Lo que se viene para los aproximadamente diez equipos peruanos (coches, camión, motos y cuatrimotos) que iban a participar en el Rally Dakar 2016 es duro. Algunos de los sponsors que estaban en cartera se han caído por la cancelación del evento y muchos de los gastos, como la de la inscripción, preparación del auto y pago de equipo técnico, corren riesgo. Esperamos que exista un dialogo, pronto, entre el Mincetur y la delegación peruana que se presta a participar en el Dakar 2016, para poder compensar, en parte, el trago amargo y las consecuencias económicas que han significado esta decisión por parte de nuestras autoridades.