Es imperdonable no crecer al máximo potencial
Es imperdonable no crecer al máximo potencial
Felipe Gutiérrez/CEO Concertum
El crecimiento anual del PBI es la medida más utilizada para determinar la marcha económica de los países y sirve de articulador e integrador de los índices de crecimiento de todas las actividades en su interior. También se usa como base de referencia para parámetros como la presión tributaria y muchos otros más como el PBI per cápita. Los gobiernos deben prestar especial atención a este patrón de referencia para asegurar que crezca a su máximo potencial, es decir, haciendo el mayor esfuerzo posible en base a los recursos internos y las oportunidades que se presentan. Muy lamentablemente, después del vertiginoso crecimiento logrado a partir de la vigencia de la Constitución de 1993- y su acertado capítulo económico- nuestros políticos y burócratas se han empeñado en ralentizarlo, morigerarlo y entorpecerlo, mediante la creación irresponsable de numerosos requisitos, obstáculos y trabas que han hecho retroceder al Perú en todos los rankings que miden la competitividad de las economías. Peor aún, enrolándose en narrativas falseadoras como la de la supuesta incapacidad del modelo para reducir la pobreza y las desigualdades- ampliamente desmentido por la realidad- o la de la necesidad de incrementar la regulación asfixiante, como en el caso de la minería formal.
Ahora que el ministro Salardi se ha aventurado en prometer un crecimiento para el 2025 del orden del 4 %, no faltan las voces pesimistas de muchos actores que pronostican su fracaso. Si en algo deberíamos ponernos de acuerdo los peruanos es en fomentar sin excusas un crecimiento a las tasas que logramos años atrás, para así mejorar en todos los índices relevantes como generación de empleo, mejora de la competitividad, reducción de la pobreza, mayor recaudación (sana) y mejora de los servicios públicos (en combinación con una meritocracia pública basada en KPIs ). Es verdaderamente imperdonable no explotar los recursos minerales al máximo de su potencial- cobre, oro, zinc, plata, etc, a través de una minería formal y profesional; no hacerlo respecto de los productos agrícolas con vocación exportadora o el turismo receptivo, la infraestructura, la energía y todas las actividades competitivas. Se requiere un cambio de ACTITUD en todo el estado, para que gobiernos locales y regionales, el Ejecutivo, los reguladores y el Congreso desmantelen el aparato normativo y burocrático excesivo que ahoga la actividad privada. Ahí tenemos la sierra eléctrica de Miley o el Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU.
En este tema tiene que haber un consenso abrumadoramente mayoritario. Es cuestión de poner en marcha un Plan Nacional de Reactivación sin complejos.