¿De qué depende la recuperación con empleo?
Por recuperación me refiero, tanto a aquella de la producción como a la del empleo. Desde abril, mes en el que la economía tocó fondo, los meses siguientes han mostrado una caída cada vez menor en comparación con igual mes de 2019. En paralelo, el empleo no ha crecido al mismo ritmo. Ahora queda claro que sin un aumento de la inversión privada, en todos sus tamaños, no hay manera que el empleo crezca.
Me parece que hay dos factores claves para sostener una recuperación, que además genere empleo. En primer lugar, que no haya rebrote, no al menos al estilo europeo. Lo que pasa es que basta mencionar que el rebrote es una opción, para que todos sepamos que el confinamiento, aunque sea parcial, puede ser una realidad, como ocurre hoy en diversas ciudades europeas. Dada esa posibilidad, los dueños de negocios, no contratan como lo harían si ese escenario estuviera descartado. Pensemos en un pequeño emprendedor, que está reabriendo su negocio de venta de comida. Ante solía tener dos ayudantes que colaboraban con él. Ahora prefiere trabajar solo, pues tiene que recuperar todo lo que perdió durante el confinamiento. Un razonamiento similar se aplica a cualquier empresa. Por ejemplo, una librería en la que el mismo dueño hace el delivery de sus libros. Aunque muchos no lo acepten es lo que cualquiera haría ante la incertidumbre del rebrote. Bajar costos y recuperar lo perdido es la respuesta a la situación.
El segundo factor es político. Ayer juró el nuevo gabinete ministerial. En el campo económico debemos establecer prioridades; en primer lugar, conservar los equilibrios macroeconómicos, lo que significa estabilidad monetaria y manejo responsable de las finanzas públicas. No olvidemos, que como consecuencia de la pandemia, este año se espera un déficit fiscal de más de 9% del PBI y una deuda pública que aumentará de 26.9% en 2019 a 35% en 2020. Entonces tarea 1 es avanzar en la consolidación fiscal. Y eso para por evitar el populismo que vendrá por toneladas desde el congreso.
La tarea 2 para acelerar la reactivación es acelerar la inversión pública. En este tema, el nuevo ministro de economía será muy útil debido a su experiencia como ex presidente regional de Amazonas. La idea es que esa segunda tarea se una con la tercera, que será el enganche con la reactivación de la inversión privada, pequeña, mediana y grande. Solo así se recuperará el empleo. No olvidemos que la inversión privada representa 80% del total.
La clave para todo lo anterior está en la credibilidad y ella está en el campo político, no solo del actual gobierno de transición, sino de lo que ocurra en las siguientes semanas, a pocos meses de la contienda electoral. Aquí tengo varias preguntas. ¿Es posible que el gobierno actual pueda ser creíble?
Primero, ¿Cómo puede ocurrir que ante una crisis económica y social como la que estamos viviendo haya tantos candidatos a la presidencia? Segundo, ¿Cómo puede ser que muchos candidatos de algún frente político, hace no mucho tiempo hayan defendido con uñas y dientes a otro? ¿No importa lo que piensa cada frente político? Más aun, los líderes los presentan como un jale ¿Estamos hablando de futbolistas o de ciudadanos que tienen una manera de pensar que se asocia con tal o cual candidato? Tercero, ¿Todos saben qué hacer en las circunstancias actuales y cómo hacerlo? ¿Tienen alguna receta para enfrentar el difícil momento por el que pasamos? Si pusiéramos en este momento a todos los candidatos, tanto a la presidencia y vicepresidencia, así como al congreso, ¿no sería bueno preguntarles exactamente qué van a hacer o por lo menos, qué piensan? Una cosa es conseguir los votos, aunque sea prometiendo lo que no podrán hacer; otra, muy distinta es gobernar. El resultado es una completa incertidumbre, pues el entusiasmo de los políticos por llegar a ganar, no se condice con la situación en extremo difícil de la economía y el empleo.
La incertidumbre es veneno para una economía. Y esa es la principal característica en estos momentos. Sin embargo, disipada la incertidumbre volveremos al estilo de 2019. Si queremos avanzar, se requiere avanzar en reformas que conecten los resultados macroeconómicos con el bienestar. Educación, salud, formalización, reformas de Estado y en general las institucionales deben estar en el tope de la agenda. De lo contrario, no habremos aprendido las lecciones de la crisis.