Paremos el Acoso Sexual Callejero
Trabajo en San Isidro, en pleno corazón financiero de Lima y tengo el privilegio de poder movilizarme en auto propio, pero casi todas las mañanas camino un par de cuadras para ir por un café. Casi todos esos días soy víctima del acoso sexual callejero.
Mi vestimenta es conservadora y podría decir que no encajo en lo que se considera provocativa, es decir, no uso minifaldas, ni escotes. Entonces, cuál es la excusa de estos caballeros para propinarme a su discresión tremendas frases vulgares, ¿simplemente el hecho de ser mujer y caminar por la calle? ¿Cuándo esto se volvió algo normal?
Como les decía al inicio, me considero privilegiada en muchos sentidos, pero sé que muchas, muchísimas otras no lo son tanto y están mucho más expuestas al abuso y al acoso callejero diario. Nuevamente me pregunto, ¿es que acaso la forma en cómo vamos vestidas es una autorización, un permiso para que los hombres consideren oportuno liberar su testosterona y arremeter contra nosotras, sin importarles que también somos madres, hijas y hermanas de alguien más, pero sobre todo, seres humanos, que merecemos respeto?
Tengan en cuenta que existe una muy delgada línea entre el piropo y el acoso. El acoso tiene contenido sexual, implica silbidos, comentarios explíticos, miradas fijas, cierre del paso, acercamiento inoportuno, seguimiento, sonidos, ofensas verbales y cualquier otra actitud que claramente nos incomode e inorportune.
El entorno laboral no es la excepción. Muchas veces se disfraza detrás de “piropos” o “halagos” con frases como “qué guapa estás” “qué bien se te vé”, y que equivocadamente aceptamos muchas veces con una sonrisa y un “gracias” por temor, sin darnos cuenta que estamos alentando esta conducta. Señores, tomen nota. Nosotras no necesitamos de esto. Necesitamos ser valoradas por nuestras habilidades, nuestras cualidades como ejecutivas y nuestros resultados, al igual que ustedes. Muchas veces se confunde la confianza que se crea en el ámbito laboral y con los compañeros y se considera que es apropiado o normal. Pero por favor, no se confundan, que no lo es.
El 25 de noviembre es el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y cuando hablamos de violencia, nos referimos tanto a la física, como a la psicológica y el acoso callejero encaja aquí. Debemos parar estos abusos y la mejor forma de hacerlo es educando a nuestros niños y niñas a crecer con respeto hacía los demás.
No tenemos porqué permitirlo, paremos el acoso callejero, tenemos derecho a caminar sin miedo por las calles, sin importar cómo vamos vestidas y de sentirnos seguras de nosotras mismas y bellas también. Si no te conozco no tienes derecho a hablarme, mucho menos a faltarme el respeto. Mi forma de vestir o de andar no te autoriza a decirme lo que se te venga en gana o de intimidarme con sonidos o miradas. Y no, que te quede claro, esto NO ES NORMAL.
Puedes unirte a la causa en http://paremoselacosocallejero.com/ley-anti-acoso/firma-aqui/ para convertir nuestra voz en una ley que nos proteja.
Finalmente quería dejarles el último video de Everlast y Natalia Málaga para que nos haga reflexionar un poco al respecto.
http://www.silbaleatumadre.com/
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fiorella@divinaejecutiva.com