Las (PPK)causas del Presidente: Análisis psicológico del Mensaje Presidencial en Fiestas Patrias
No suelo escribir de política ni me considero experta pero como psicóloga social no puedo dejar de notar en los discursos políticos la capacidad o no de una persona en transmitir sus ideas y conectar emocionalmente con sus audiencias. En mi experiencia analizando y estudiando discursos de consumo, he podido advertir la gran importancia de esta habilidad para conectar con “otros relevantes” y lograr resultados positivos. Esta virtud es vital sobretodo si el emisor del mensaje requiere la adhesión a estas ideas en entornos de alta complejidad (competencia creciente, insatisfacción de la audiencia, ruido comunicacional, atmósfera de incertidumbre, etc). La habilidad comunicativa por tanto, es importante también para los políticos que nos gobiernan e intentan convencernos de la bondad de sus proyectos/propuestas.
Somos más de lo que decimos…somos también lo que NO nos atrevemos a decir
Este jueves 28 de julio sintonicé con atención el mensaje del presidente Kuczynski tal como sintonicé los mensajes de candidatos presidenciales durante la campaña. Para mi representan fuentes inagotables de insights (revelaciones o descubrimientos) sobre el accionar de las personas y sus verdaderas intenciones. Muchas veces estas últimas distan de su accionar. A menudo un comportamiento no verbal, el tono de voz, la inclinación de la cabeza, la mirada y el uso de las palabras “traicionan” a los emisores dando mucho más ideas de lo que realmente dice. En estos años como psicóloga he aprendido que muchas veces las personas decimos A, sentimos B y hacemos C, y eso es parte de la naturaleza humana compleja e impredecible. Justamente por ello me gusta intuir lo que los emisores NO siempre DICEN con palabras pero SI EXPRESAN de otra manera (es decir si sienten o piensan en verdad).
En un contexto de debilidad, la Unión puede hacer la diferencia:
El discurso planteó algunas ideas optimistas sobre el futuro y que fueron resumidas en la frase y el concepto de “Una Sola Fuerza”, la misma que fue el engranaje medular del discurso presidencial. Parte de este tono optimista quedó evidenciado cuando el presidente subrayó y homenajeó la gesta heroica de algunos ciudadanos ante el desastre del niño y el simbolismo de la lucha ante la adversidad #UnaSolaFuerza marcaron el tenor del discurso y mostró a un presidente con ganas de pasar la página y advertir un nuevo escenario. El bailecito del presidente (algo que muchos periodistas y ciudadanos extrañaban) aligeró esta carga dramática y puso algo de humor, junto a la canción de Pelo Madueño sumada al coro de niños. Aunque esta fue muy criticada en redes, personalmente me pareció muy acertada pues la música es un poderoso conector emocional y puede ayudar a diluir contra-argumentos racionales. Frente a una canción y su mensaje, los de arriba y los de abajo, los Gonzales y los Maldini, nos podemos sentir igualmente identificados. Creo que los peruanos, en este momento de nuestra vida política, necesitamos no sólo propuestas eficientes sino mejor comunicadas.
Me pareció interesante también el gesto del presidente saludando públicamente a su esposa en la primera parte del discurso (y por supuesto dirigiendo su mirada hacia ella), la misma que lo pone como un hombre respetable frente a una audiencia sensible y respetuosa de las formas. En contextos de violencia de género y doméstica, es por demás, conveniente ver a una pareja presidencial armónica sin excesos ni “edulcorante”.
Optimismo para tiempos difíciles y audiencias estresadas. Pastillas para el Alma.
Estamos en un contexto de alto ruido político y por supuesto estrés citadino. Los ciudadanos nos vemos expuestos a situaciones que nos confrontan diariamente como la inseguridad ciudadana, la corrupción de las autoridades, los desastres naturales/humanos, la ineficiencia de servicios públicos, huelgas y sobretodo confrontación verbal y física creciente a todo nivel, en calles reales, virtuales y arena política. En este tipo de escenario los ciudadanos estamos buscando mensajes de optimismo pero también discursos positivos y accionables (menos palabras, más hechos). Se buscan no solo leyes o proyectos, sino causas e ideales. Buscamos adherirnos a valores y recuperar el entusiasmo.
En general, noté un presidente que ve con mayor entusiasmo el año que viene, esperanzado en haber aprendido la lección de los primeros 12 meses de gobierno. En efecto este primer año “ppkausa” estuvo marcado por el alto costo político de tener una bancada aún ajustándose en el puesto, unos operadores políticos inexistentes y una evidente falta de capacidad de articular puentes con la oposición. El reciente diálogo con fuerzas opositoras y el establecimiento de un nuevo escenario de diálogo alientan al Ejecutivo en pensar en forma más positiva sobre el futuro, o al menos eso esperan transmitir. Se evidenció en las sonrisas del presidente y su equipo ministerial al entrar al Congreso, como también los aplausos y gestos de aprobación en pleno mensaje. De alguna manera los aplausos de los congresistas de oposición al inicio del discurso presidencial también apostaron a este clima, aunque momentáneamente.
El COMO LO DICES puede decir tan importante como LO QUE DICES
Sabemos bien que el presidente no es un gran orador (ni pretende serlo) y de allí que su discurso pueda parecer algo pesado, lento y sin duda apático. Este incapacidad de conectar emocionalmente ya la habíamos notado durante la campaña presidencial donde a la falta de dotes o habilidades comunicativas se le sumaban algunos gruesos errores de gestualidad (no mirar a los ojos, evitar hacer pausas cuando se debe, falta de entonación o acento en ciertas palabras/frases clave, etc). Esto ya lo conocemos los peruanos y no pretendemos un presidente orador (con verbo florido como alguno de sus antecesores y hoy contrincantes). Digamos, que le perdonamos al presidente esta incapacidad, pero esperamos que use algunos otros mecanismos para contrarrestar las incompetencias. En el discurso presidencial del reciente 28 de julio hubo algunas de estos “señales” en mi criterio.
El hecho de hacer bromas es su estilo y pueden ser refrescantes (cuando usa las palabras correctas en el momento correcto). Decir “estoy al 79% de mi mensaje” en tono de autosátira o burla fue un acierto. El presidente sabe que no es entretenido, pero al menos lo reconoce! Esto conecta con las audiencias porque lo hace ver menos impostado, soberbio o rimbombante. Digamos que se burla de si mismo con lo cual, deja espacio para que otros también hagan lo suyo. En el mismo sentido, me pareció destacable el acto de mea-culpa ante la falta de crecimiento económico y sus palabras de “esto es una gran frustración para mi en lo personal” creo que las pudimos sentir (y sufrir). Nuevamente usaba la emoción para conectar desde una posición de humildad. He escuchado decir a algunos políticos que este gesto puede ser visto como vulnerabilidad, pero de cara a un escenario político virulento, de “leones” y “coliseo romano” creo que cae bien y es, por demás, muy refrescante de ver en un político.
No se acordaran de lo que dijiste, sino de cómo hiciste sentir
(Maya Angelou)
Del lado de las oportunidades perdidas, pienso que le faltó al presidente usar más su reciente acercamiento con las fuerzas opositoras para tirarles un guante y de paso comprometerlos. Me pareció que pudo usar más esta coyuntura para invitar a los “leones”, “tigrillos” y “cachorros” (la fauna política en pleno) a dejar los gruñidos y cambiarlos por comportamiento de manada para avanzar en la agenda país. En particular un gesto de saludar a la principal bancada de oposición y en general, a quienes no necesariamente votaron por él ni están conformes con su gobierno (la mayoría nacional a decir de las encuestas). El presidente pudo usar más estos gestos para comprometerlos pero también, de pasada, para alertarlos de la voz imperiosa de la ciudadanía de trabajar juntos en “una sola fuerza”.
De la misma forma, creo que se perdió la oportunidad para apertrechar su equipo ministerial con figuras no sólo técnicas sino políticas que contribuirían a darle mayor fuerza (ante los ojos de la ciudadanía) como también manejo político con fuerzas opositoras. Soy una ferviente admiradora de la gestión técnica pero, a la luz de lo visto, creo que un gobierno talentoso, tecnocrático y “de lujo” (en perfil académico/laboral) no bastan para asegurar la puesta en marcha de políticas gubernamentales. El manejo político, bien entendido, confiere seguridad, muñeca, capacidad de diálogo, vocería y sobretodo capacidad de articular mensajes dispersos en un entorno de alta complejidad, con “leones” ansiosos de rugir, y una tribuna hambrienta de sangre.
Esperemos que el gobierno pueda seguir aprendiendo por el bien de los peruanos y que las causas legítimas de este gobierno sean mejor entendidas, valoradas y también comunicadas por el bien de los peruanos. En política, como en la vida, no basta DECIR, sino hacer SENTIR, y las personas (ciudadanos) buscamos causas que seguir, ideas a las cuales adherirnos, e IDEALES a construir en sociedad. Los políticos en tal sentido, no sólo deben aprender más de los comunicadores, sino que también aprender a tener un buen balance entre el fondo (lo que se dice) y las formas (cómo se dice). Las primeras explican, pero las segundas conectan.
Y tu ¿Cómo sentiste el mensaje presidencial?
Gracias!