ENTROPÍA Y GOBIERNO CORPORATIVO
Este primer artículo del 2025 quiero iniciarlo desde un punto de vista de la naturaleza y sus leyes, es decir, fuera del contexto administrativo. No obstante, al final devendremos a ello, ya que de eso se trata este blog, de administración de negocios y gestión empresarial.
En términos generales, la entropía mide el grado de desorden o aleatoriedad (falta de predictibilidad o patrón) en un sistema. Siempre está presente en la termodinámica y la teoría de la información.
Cuando un sistema se vuelve más desordenado o aleatorio, la entropía aumenta y, por lo tanto, la capacidad del sistema para realizar el trabajo decae. En teoría de la información, la entropía se utiliza para medir la cantidad de información contenida en un mensaje o sistema, con el fin de medir la incertidumbre o la ambigüedad respectiva.
La aleatoriedad, parte inherente de la entropía, se define como la falta de predictibilidad o patrón de un evento o proceso; por ello, los hechos o fallas ocurren de manera casual, fortuita o impredecible, sin seguir un patrón o ley determinada. En ese sentido, el término implica que el resultado de un evento o proceso sea incierto y no puede ser predicho con certeza.
En situaciones normales, la entropía siempre es mayor o igual a cero y aumenta con el tiempo en un sistema aislado. Sin embargo, existe un comportamiento conocido como “entropía negativa”, la misma que disminuye con el tiempo, no es una propiedad universal de todos los sistemas y sólo se observa en espacios muy específicos y bajo condiciones muy controladas. Al final, esta no implica una violación del segundo principio de la termodinámica porque la entropía total del sistema y su entorno siempre aumenta con el tiempo.
En línea con ello, la interrogante que surge es: ¿cómo los conceptos antes mencionados se correlacionan con la gestión y el ámbito empresarial? La respuesta podría ser relativamente simple. Los procesos administrativos son creados y diseñados por personas y, en la medida que seamos conscientes y capaces de la importancia de mantenerlos efectivos y eficientes, el sesgo hacia una entropía negativa tenderá a presentarse o mantenerse en el tiempo.
Por esa razón, es imperativo contar con un modelo de Gobierno Corporativo siempre vigente y actualizado a nuestra realidad empresarial en el tiempo. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE define al Gobierno Corporativo como el sistema por el cual las sociedades son dirigidas y controladas.
Estructura del Gobierno Corporativo
La estructura del gobierno corporativo especifica la distribución de los derechos y responsabilidades entre los diferentes participantes de la sociedad, tales como el directorio, los gerentes, los accionistas y otros agentes económicos que mantengan algún interés en la empresa. El término en mención también provee la base a través de la cual se establecen los objetivos de la empresa, los medios para alcanzar estos objetivos, así como la forma de hacer un seguimiento a su desempeño.
En ese sentido, como parte de dicho sistema, deben considerarse integralmente los siguientes cinco aspectos críticos que deben interactuar de manera paralela:
1. Fortalecimiento de la capacidad estratégica y prospectiva, en términos de contar con políticas integrales que incluyan a todas las unidades de negocios de la organización, así como presupuestos razonables y retadores.
2. Identificación de los principales grupos de interés (stakeholders), tales como: accionistas, directores, plana gerencial, colaboradores, clientes, proveedores, órganos reguladores/supervisores, comunidad, potenciales inversionistas, competidores, organismos internacionales, prensa y medios en general, entre otros.
3. Rendición de cuentas, en términos de la adecuada cobertura de las expectativas de los stakeholders antes mencionados, proporcionando información exacta, objetiva, válida, oportuna, completa y comparable.
4. Trato equitativo entre todos los accionistas, protegiendo principalmente los intereses de los denominados minoritarios.
5. Consideración y gestión de los factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza – ASG, íntegramente alineados y ajustados a los lineamientos estratégicos establecidos.
Cabe indicar que la Superintendencia del Mercado de Valores presentó un Código de Buen Gobierno Corporativo para las sociedades peruanas, que se basa en cinco pilares:
1. Derechos de los accionistas (7 principios)
2. Junta General de Accionistas (7 principios)
3. El Directorio y la Alta Gerencia (10 principios)
4. Riesgo y cumplimiento (3 principios)
5. Transparencia de la información (4 principios)
Adicionalmente, se incluyeron dos anexos de principios complementarios, uno para las empresas del Estado y otro para las empresas familiares.
Estos 31 principios buscan complementar los 5 aspectos críticos antes mencionados, de tal manera que permita que las organizaciones, como sistemas susceptibles a los cambios y a las influencias del entorno, descentralicen el poder e interactúen de manera natural y autónoma con todos sus grupos de interés. En ese sentido, se espera que la entropía, como algo natural, no incremente la falta de predictibilidad o patrón del sistema de Gobierno Corporativo construido, sobre todo tomando en consideración que el entorno empresarial global, regional y local de 2025 en adelante promete ser más dinámico que nunca.
Las cambiantes políticas sobre comercio y tecnología ayudarán a abrir nuevas oportunidades comerciales, al tiempo que obligarán a repensar las cadenas de suministro y la composición de la fuerza laboral; siendo que la integración del asesoramiento y la supervisión de la junta directiva serán fundamentales para mantener a las gerencias de las compañías en el buen camino.
“Debemos tener orden, asignar a cada cosa su lugar apropiado y dar a cada cosa de acuerdo con su naturaleza.”. (Ludwig Mies van der Rohe).