En el 2022 las personas no tendrán acceso a la liquidez que tuvieron en el bienio anterior, por lo que se prevé que elevarán la demanda de créditos de consumo en el presente ejercicio, según Moody’s Local.
“Por el lado corporativo y de empresas la demanda por financiamiento de inversiones estará muy limitada por el tema político. El crecimiento del crédito vendrá justamente por el lado de las personas en el 2022″, vislumbró la vicepresidente senior credit office de Moody’s Local, Leyla Krmelj.
Empero, manifestó a Gestión que es difícil que las entidades financieras del nicho de consumo recuperen el volumen de la cartera prepandemia en el 2022, hito que recién se daría en el 2023, porque, entre otras razones, el costo de fondeo se elevará por los ajustes del Banco Central de Reserva (BCR) a su tasa de interés referencial.
Empleo e ingresos
De haber una recuperación de la economía, empleo e ingresos, debería suceder lo mismo con las tarjetas de crédito y, con ello, de la rentabilidad de los bancos de nicho de consumo en el 2022, complementó la vicepresidente senior analyst de la agencia de rating, Ericka Salazar.
Hasta octubre del 2021 los créditos de consumo del sistema financiero se comprimían a ritmo anual de 0.6%, según datos del BCR.
Tal contracción responde, en parte, a que las mismas personas redujeron sus deudas.
Estas cancelaron créditos con la mayor liquidez de la que dispusieron al retirar los fondos de AFP y CTS, refirió Krmelj.
“Las personas aprovecharon eso para reestructurar deudas y amortizarlas, lo que afectó (el crecimiento de la cartera (de créditos), dijo.
Entre los prepagos de las personas, y castigos y limpieza de cartera realizados por entidades financieras especializadas en consumo, algunas de estas han perdido casi el 50% de su cartera, detalló.
Deudores
“Las personas han tenido acceso a una mayor liquidez en 2020 -2021, y con eso han aprovechado y bajado deuda en el sistema financiero”, dijo.
En tanto, Salazar consideró que el endeudamiento de las personas ha descendido porque también hubo el año pasado una reducción del número de deudores y de las líneas de crédito por parte de los bancos, e incluso cancelación de tarjetas.
Krmelj sostuvo que, contrariamente a lo que se observa ahora, hace unos años se hablaba del riesgo de sobreendeudamiento, que los clientes tenían muchas tarjetas de crédito y que las cuotas que tenían que pagar respecto de sus ingresos superaban límites prudenciales.
Pero con la pandemia los bancos sanearon y castigaron cartera en un volumen enorme, con lo cual se ha limpiado a deudores que venían con problemas desde antes de la crisis sanitaria, añadió.
Modelos de admisión
Más adelante, Salazar sostuvo que las entidades financieras especializadas en préstamos de consumo empezarían a flexibilizar en el 2022 sus políticas crediticias para crecer.
Para ello, será muy relevante que estos bancos afinen y fortalezcan sus modelos de selección y admisión de clientes, de cara a discriminar mejor el riesgo crediticio, indicó.
“Por el hecho de que las colocaciones (de créditos) tienen un menor dinamismo y este es necesario para mantener indicadores de rentabilidad y solvencia en niveles adecuados, algunas entidades financieras considerarán necesario flexibilizar sus políticas crediticias”, expresó.
Morosidad
Sin embargo, la banca deberá tener cuidado en ese proceso y fortalecer la gestión de riesgo para no ocasionar una mayor morosidad, acotó.
La mora de los créditos de consumo bajó en los últimos meses tras empinarse en la segunda mitad del 2020.
Entidades especializadas en consumo siguen afectadas
En bancos grandes hay una recuperación gradual de la rentabilidad, luego de que en el 2020 tuvieron que hacer importante gastos de provisiones y reprogramaciones de créditos, señala Leyla Krmelj.
“Son carteras grandes y diversificadas. Los hipotecarios siguen con dinamismo, la banca corporativa relativamente bien, lo que permitió que la rentabilidad de estos bancos empiece a recuperarse en el 2021, porque además ya no tienen la exigencia de provisiones que tuvieron en 2020″, refiere.
Sin embargo, reconoce que la situación es distinta en las entidades de nicho, como bancos y financieras, que tienen el consumo como principal core, “que fueron muy afectadas y siguen muy afectadas”.
Si se vieran desviaciones en los estimados de indicadores que hagan estas entidades o se afecta su liquidez y solvencia, pierden líneas de crédito o sus accionistas no pueden hacer aportes de capital se revisaría su calificación de riesgo (downgrade), añade.