El Perú tiene un sistema privado de pensiones en que cada aportante posee una cuenta individual en una Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) a fin de obtener una rentabilidad a lo largo del tiempo.
Así, el 50% del fondo de pensiones acumulado por un afiliado corresponde a la rentabilidad generada, mientras que la mitad restante proviene de los aportes, según señaló Elio Sánchez, superintendente adjunto de AFP de la SBS.
Esto significa que uno de cada S/ 2 de este fondo es resultado de la inversión de estos ahorros para la jubilación mediante portafolios diversificados, a cargo de las gestoras previsionales.
Los afiliados con más de 15 o cerca de 20 años de aporte pueden lograr que el rendimiento ocupe el 50% de su fondo, pues el periodo de cotización es un componente importante para que cumpla este indicador, dijo Edmundo Lizarzaburu, docente de la Universidad ESAN.
Sin embargo, dicho porcentaje podría ser mayor si el total administrado por las AFP no estuviera cayendo por los retiros aprobados en los últimos años, señaló.
Según la SBS, antes de la liberación de fondos de AFP, más del 60% del total ahorrado, bajo administración de las gestoras, era por la rentabilidad.
“Cuando se retira los ahorros para la jubilación en momentos de caída del mercado, solo se consigue realizar la pérdida del fondo”, mencionó el docente.
Incluso, muchas personas se han quedado sin fondos en su cuenta de AFP, se han acabado todos sus recursos y eso conlleva una serie de problemas, agregó.
Para Lizarzaburu, el propósito del fondo de pensiones se desvirtualizó completamente con la pandemia.
“Se ha desnaturalizado el fin del sistema previsional con el sustento de que debe ser mejorado o que la plata es del afiliado, y claro que es su plata pero cuando se jubile, no hoy”, manifestó.
Además, sugirió que las autoridades y especialistas deberían ver una oportunidad de mejora para el sistema de pensiones y propones alternativas para las generaciones que continuarán aportando, en lugar de seguir ahondando en las contras de esta medida de liberación de fondos.
“El 50% ha sido rentabilidad, sea buena o mala, mucha o poca, fue una ganancia, pero si no hubiera estado este ahorro la gente no habría podido retirar y el Estado habría tenido que poner más plata de su bolsillo”, aseveró.
Asimismo, sostuvo que, de continuar los retiros de los aportantes, la participación de la rentabilidad en el fondo acumulado seguiría bajando.
Los instrumentos están golpeados y, aunque hay visos de alguna mejora, la recuperación real se podría ver hasta el 2023, estimó.