La tasa de interés máxima para los créditos de consumo y mypes, que entró en vigor en mayo de 2021 a propuesta del Congreso de la República, continúa limitando el ingreso de más peruanos al financiamiento formal.
Así, tras casi tres años de la implementación de la norma, se estima que los topes a tasas de interés han afectado a 542,900 clientes, de los cuales 218,300 corresponden a deudores que salieron del del sistema financiero y 324,600 a aquellos que no pudieron ingresar al proceso de bancarización, detalla el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
Las personas más afectadas con esta medida legislativa pertenecen a segmentos de menores ingresos y tienen una mayor participación en las carteras de las entidades no bancarias, refiere.
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“Cuando empezó a regir esta ley se advirtió que es antitécnica y solo lograría enviar a muchos peruanos hacia un sistema informal para financiarse; hoy los números demuestran que no ha tenido ningún impacto positivo”, comentó Jorge Ojeda, docente de Finanzas de la UPC.
La peor parte la llevó el segmento de peruanos que aún no tenía un historial de crédito que respalde su buen comportamiento para ingresar a la banca, sobre todo, trabajadores independientes o emprendedores que perdieron la oportunidad de recibir un financiamiento.
¿Quiénes dejaron de pertenecer al sistema financiero?
Tras la implementación de la tasa máxima, 140,300 deudores de consumo y 77,900 mypes ya no tienen la posibilidad de acceder a un nuevo crédito, especialmente aquellos atendidos por entidades no bancarias, menciona el BCRP.
Detalla que la mayoría de clientes excluidos registran montos de deuda menores a S/ 3,000 y cuentan con menos de dos años en el sistema desde que recibieron su primer préstamo, es decir, su información en las centrales de riesgo no era suficiente para seguir atendiéndolos.
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La ley de tasas de interés máximas provoca una mala asignación de los recursos que gestiona el sistema financiero, limita su capacidad de otorgamiento de crédito de acuerdo con el perfil de riesgo que representa cada cliente y deja fuera del radar a un grupo de deudores que son captados por el mercado informal, sostuvo Yang Chang, catedrático de Finanzas de la Universidad de Piura.
Además, los topes se implementaron en un escenario local poco favorable, con conflicto político, eventos climáticos, protestas sociales que afectaron la inversión y condujeron a una reciente recesión, dijo.
Esto golpeó el bolsillo de los peruanos, trajo consigo un menor consumo y perjudicó también a los negocios más frágiles, clientes que, al no poder cumplir con sus obligaciones financieras, fueron tachados por las entidades, añade.
¿Quiénes no pudieron ser bancarizados?
El BCRP refiere que la ley de tope a tasas evitó que 202,100 potenciales deudores de consumo y 122,500 mype recibieran por primera vez un crédito del sistema financiero.
Según el emisor monetario, el promedio mensual de bancarización de clientes de consumo en el periodo previo a la implementación de tasas máximas (2015-2019) era de 46,100 nuevos clientes, cifra que descendió a 41,500 en los años de despliegue de la ley.
El mayor riesgo de crédito registrado en esta cartera ha llevado a condiciones más estrictas de otorgamiento de nuevos préstamos, acota.
La bancarización de clientes mype se redujo tras la norma, aunque ha mostrado cierta recuperación en respuesta al incremento de la tasa máxima que ya supera el 100% y por el traslado al cliente de gastos que antes se incluían en la tasa de interés.
Bancos buscan compensar menores clientes
Ante la imposición de las tasas máximas, las entidades financieras modificaron sus estrategias de otorgamiento de créditos para seguir atendiendo a algunos clientes que accedían al crédito con tasas superiores al tope, indica el BCRP.
Por ejemplo, trasladaron al cliente ciertos gastos que antes se incluían en la tasa de interés como el pago del seguro de desgravamen, en algunos casos, y la comisión por custodia de joyas en créditos pignoraticios.
También establecieron tasas moratorias en productos que antes no se cobraba o elevaron los montos mínimos del crédito, agrega.
Los bancos son empresas y buscan maximizar la rentabilidad así como el beneficio para los accionistas, por ello, ante las nuevas reglas buscan compensar lo que están dejando de ganar, argumenta Jorge Ojeda, docente de UPC.
Optan por canalizar la pérdida de clientes y menores ingresos, hacia los clientes vigentes y los productos que estos tienen con la entidad subiendo no solo otras tasas sino gastos operacionales.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.
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