Al momento de pedir un préstamo las entidades financieras tienen en cuenta algunas variables o condiciones para hacerlo o no efectivo. Jorge Luis Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la UPC, y Jorge Carrillo Acosta, profesor en Pacífico Business School, lo explican.
Sobre los ingresos y estabilidad
Según Ojeda, uno de los puntos a considerar por una entidad financiera antes de otorgar un préstamo es la previsibilidad de los ingresos, es decir, establecer qué tan ciertos son los ingresos futuros de las personas.
Esto está relacionado con la condición laboral de la persona, si es o no independiente o si, en síntesis, tiene manera de sustentar ingresos. Por ello, la relación con la formalidad está directamente relacionada con la sustentación de ingresos.
“Para la institución financiera es importante tener certeza de si la persona podrá afrontar los pagos del crédito. Hay personas que son independientes y que pueden ser admitidos siempre y cuando sustenten sus ingresos con, por ejemplo, recibos por honorarios”, indicó.
En el mismo sentido, Carrillo señala que las entidades financieras evalúan al cliente por la estabilidad domiciliaria y laboral. Es decir, el tiempo que la persona lleva trabajando y cuanto lleva, por ejemplo, alquilando alguna vivienda.
“Algunas entidades piden que el cliente esté trabajando como mínimo seis meses o un año. Respecto al contrato de alquiler, algunos piden como mínimo que esté un año ahí”, señaló.
Sobre los egresos
Las entidades financieras, señaló el docente de UPC, también evalúan los egresos promedio de la persona para establecer cuánto dinero es el disponible para ahorro y deudas.
Ante ello, las entidades que otorgan los préstamos van a establecer aquella parte disponible del salario de la persona para créditos. Además, también observan si tienen deudas vigentes, pues esto resta en la capacidad de pago.
“Las personas tienen un sueldo que está distribuido en comida y transporte, entre otros. Ante ello, usualmente las entidades financieras suponen que es el 30% del sueldo el que puede estar disponible para créditos”, señaló.
Sobre el historial crediticio
Según Ojeda, las entidades financieras califican al cliente en base a su comportamiento anterior, por lo que tienen en cuenta el historial crediticio del mismo.
Por ello, en caso de haber tenido un comportamiento moroso o recurrente en atrasos de pagos, la entidad financiera va a generar un perfil negativo de la persona, y con ello no sería tan fácil que se otorgue un crédito.
Cabe resaltar que el comportamiento negativo respecto a los pagos no solo implica deudas con el sistema financiero (como otros préstamos), sino también pagos de servicios como luz, agua, internet, teléfono, entre otros.
“Cuando una persona es nueva en cuanto a solicitudes de créditos, lo importante es no tener un mal historial crediticio. Es clave tener un buen comportamiento de pago en general, lo cual incluye al más mínimo servicio. La entidad mapea a sus potenciales clientes”, indicó.
En el mismo sentido, Carrillo señaló que el potencial cliente debe tener buenos antecedentes de pago incluso en servicios básicos.
“La Superintendencia e Banca, Seguros y AFP (SBS) da un reporte con historial crediticio de deuda financiera, pero no solo se toma en cuenta esto. Reportes como los de Equifax, que incluyen deudas no financieras como servicios, alquileres de viviendas, juicios, entre otros, se suelen tomar en cuenta”, señaló.
¿Qué pasa si no quiero préstamos?
Si una persona opta, señaló Ojeda, por pagos al contado en la compra de bienes al alcance de sus ingresos, evita que se forje un historial crediticio y , por ende, que pueda acceder a préstamos que usualmente no se realizan con pago al contado, como préstamos vehiculares o hipotecarios.
“Es una filosofía conservadora y válida. No obstante, al no tener historial, el banco no lo califica bien. Aunque parezca contradictorio, es bueno que se tenga deudas pues así se genera referencias al banco cuando se quiera optar por un bien de alto valor a través de un préstamo”, comentó.
¿Y si estoy en una central de riesgo?
Según Ojeda, hay dos razones por la que se está mal calificado en una central de riesgo, una de estas es por algún error cometido desde alguna entidad con la que se tenga vínculos de pago. Por ello, es importante que la persona revise su perfil en las centrales de riesgo ya que hay posibilidad de que ocurran este tipo de errores.
En caso no sea un error, no hay forma de salir, solo se debe esperar el tiempo (de cinco años) hasta que se retire la condición. Se debe tratar de evitar llegar a esa calificación, pues a pesar de que se pague la deuda en cuestión, no se retira el comportamiento negativo hasta que pase el periodo estipulado.
“No se debe pensar que si se cae en una mala calificación en la central de riesgo y luego se paga la obligación, esta se retira. Esto no sucede”, señaló.
Según Carrillo, si bien teóricamente a los cinco años el reporte negativo el deudor en la central de riesgos desaparece, las entidades financieras y muchas empresas tienen una base de datos histórica en donde contemplan los antecedentes del cliente; es decir, lo tienen pendiente en caso se solicite, por ejemplo, nuevamente un crédito.
“Si yo quiero un préstamo lo primero que tengo que hacer es tratar de subsanar la obligación con la entidad. Un mal reporte no solo evita que reciba préstamos, sino también puede limitar encontrar empleo”, señaló.