El incremento de las compras por Internet, motivado por la pandemia, terminó convirtiéndose en una ventana para la delincuencia, que encontró en las transacciones online la excusa perfecta para hacerse de dinero ajeno.
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Según el Estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez, en los dos últimos años se ha observado un aumento considerable de los delitos informáticos, por lo que resulta necesario -como señala Juan Diego Ugaz, socio del bufete de abogados- que instituciones como “la Policía Nacional del Perú (PNP), el Ministerio Público y el Poder Judicial, se encuentren debidamente capacitadas para investigar y sancionar a los autores de estos delitos”.
Más aun cuando, recientes cifras de la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) de la PNP, revelan que “este año se recibieron 14,964 denuncias por delitos informáticos, de las cuales 8,000 provienen de Lima Metropolitana y el 70% de estos delitos correspondió a la modalidad de fraude informático”, afirma el abogado penalista.
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Delitos y penas
Y pese a que el fraude informático encabeza -como dicen en la Divindat- la lista de delitos cibernéticos cometidos, también se han detectado casos de suplantación de identidad, tráfico ilegal de datos, interceptación de datos informáticos y hasta delitos vinculados a la libertad e indemnidad sexual, que son sancionados de manera diferente.
1. Fraude informático
Para cometer este delito, Ugaz explica que a través de engaños, alteraciones, clonaciones de datos informáticos o manipulación de un sistema informático, los delincuentes actúan ilícitamente en perjuicio de un tercero. “La pena privativa de la libertad para el autor será de tres a ocho años, pero en caso se afecte el patrimonio del Estado con fines asistenciales la pena aumentará de cinco a diez años”, afirma.
2. Suplantación de identidad
En este caso, mediante la tecnología de la información o comunicación se suplanta la identidad de una persona natural o jurídica, generándole un perjuicio. “Siendo así, este delito tiene una pena privativa de libertad de tres a cinco años”, indica.
3. Acceso ilícito
Cuando de manera deliberada e ilegítimamente se accede -a todo o en parte- a un sistema informático, vulnerando las medidas de seguridad. “Este delito tiene una pena privativa de libertad de uno a cuatro años”, señala.
4. Phishing o pesca
Se trata de una de las modalidades más utilizadas de delitos informáticos. Ugaz señala que se ejecuta a través de correos electrónicos que recibimos con el nombre de un banco o entidad financiera que anuncia o promociona una supuesta oferta, pero sujeta a una actualización de datos, la cual se realiza a través de un link que lleva a una página falsa y/o clonada.
5. Smishing
Es una modalidad del phishing, pero se ejecuta a través de mensajes de texto de forma masiva a los usuarios de telefonía móvil. “Apelan al mismo mensaje de la promoción, oferta o premio, a cambio de ingresar a un link de una página de dudosa procedencia”, anota.
6. Vishing
En este caso se capta a las víctimas a través de una llamada, informando que se ganó un premio, pero solicitan transferir una suma de dinero para concretar la entrega.
“Evidentemente, en estas tres últimas modalidades existirá un perjuicio económico, debido a que se sustraerá dinero de las cuentas de los agraviados”, señala Ugaz.
A tener en cuenta
Y, debido al incremento de delitos cibernéticos, como consecuencia de un aumento del uso de los sistemas informáticos para adquirir bienes o servicios (billeteras electrónicas, correos electrónicos, e-commerce), el penalista recomienda tener en cuenta lo siguiente:
⦁ Cambie periódicamente las contraseñas de las tarjetas de crédito, débito y billeteras electrónicas.
⦁ Implemente contraseñas con cierto grado de complejidad y que no se repitan para otras cuentas (correos electrónicos, tarjetas de crédito y débito, billeteras electrónicas).
⦁ No brinde información confidencial cuando se la soliciten mediante correo electrónico, red social, llamada telefónica o mensaje de texto.
⦁ Verifique la información antes de acceder a cualquier oferta por Internet.
⦁ No pierda de vista las tarjetas bancarias y, de preferencia, tome nota de la identidad de quienes lo atienden en los establecimientos comerciales o restaurantes.
⦁ Evitar guardar las contraseñas en los dispositivos personales (celulares).
⦁ Utilice un software antivirus original o descárguelo de la página web del fabricante.
⦁ Desconfíe de los banners publicitarios dudosos, se trata de “ganchos” publicitarios utilizados por los hackers para captar la atención.
⦁ Bloquee inmediatamente las tarjetas de crédito o débito en caso de pérdida, robo o en caso sospeche que la extravió.
⦁ Compre, de preferencia, en tiendas virtuales de confianza o de buena reputación, pero ingrese la URL de forma manual. ¿Cómo? Escribiendo en la barra de direcciones el sitio web.
Y en caso ya haya sido víctima de alguna de las modalidades de delitos informáticos, resultará “fundamental que la víctima se comunique directa e inmediatamente con las entidades financieras e inicie un reclamo, pero también deberá realizar la denuncia ante la Divindat o el Ministerio Público”, asegura Ugaz.