Ante el aislamiento social obligatorio para contener el avance del covid-19 en el Perú, muchas familias han dejado de generar ingresos, refugiándose en sus ahorros para superar el periodo. Y para ello, el presupuesto familiar deberá ser ajustado.
Jorge Luis Ojeda, docente de la UPC, explicó que la primera clave será proyectar todos los gastos que se realizarán durante cada día, para al menos tener un estimado del presupuesto requerido en el tiempo que duren las restricciones.
De identificar que los gastos serían mayores al dinero disponible, el especialista destacó la importancia de la priorización como segunda clave de ajuste del presupuesto.
“Hay algunos gastos que son prioritarios, como la alimentación y la salud, la compra de otros productos debe pasar a segundo plano”, comentó a Gestión.
Si bien muchas familias han dejado de generar ingresos durante este periodo de aislamiento social, Jorge Luis Ojeda anotó que también los gastos como el transporte, entretenimiento, restaurantes y otros, disminuye, lo cual también contribuye a controlar el presupuesto.
Créditos y pagos
En el sentido de priorizar los gastos, Ojeda también sugirió optar por todos los mecanismos de postergación de pagos y créditos que promueve el gobierno peruano, a fin de afrontar la compra de productos esenciales.
“La postergación de pagos de tarjetas de créditos u otros podría generar un gasto en mayores intereses, pero es mejor que no poder sostener a la familia. Es una opción a evaluar y por eso hay que estar atentos a las disposiciones del gobierno”, anotó.
En cualquier caso, mencionó, la situación podría ser manejada por las familias por un período de 15 días de aislamiento social. Un período mayor, como el decretado en la víspera, o una expansión del covid-19, complicaría el escenario, dijo.
Después de la cuarentena
Aun cuando el país ya haya superado la situación de emergencia, Ojeda recomendó a las familias mantener la prudencia en el gasto. Y es que, tras la paralización del aparato productivo del país, el impacto posterior puede ser negativo.
“El problema no termina con el fin de la cuarentena. Habrá empresas en problemas, al no haber generado ventas se afecta la cadena, el pago a proveedores, etc. Y cuando una economía se para, echarla a andar otra vez es complicado”, sostuvo.
Si bien reconoció que los gobiernos ya empiezan a elaborar sus planes de reactivación económica para el periodo posterior a la epidemia, comentó que la ejecución de los mismos suele demorar, afectando así el mercado laboral.