El director César Galindo (74) nos lleva a una comunidad quechuahablante del Ande peruano. Una mañana, un niño llamado Sistu atrapa una hoja de periódico que el viento traslada sin rumbo. Allí se informa sobre un cine itinerante ubicado en el pueblo más cercano. Sistu le pregunta a su profesora qué es el cine y la explicación despierta su curiosidad.
Ir a la proyección se convierte en una aventura; ver el filme, en una revelación. La llegada de la pantalla grande alborota a su comunidad y la divide, pues los enfrenta con su estilo de vida y las barreras del idioma. A pesar de eso, el pequeño de 10 años resulta su más ferviente defensor.
En el Festival de Cine de Lima, celebrado en agosto pasado, “Willaq pirqa, el cine de mi pueblo” obtuvo tres galardones: el premio del público a mejor película, el del jurado del Ministerio de Cultura a mejor película peruana y el de la comunidad PUCP a mejor película de la sección Hecho en el Perú. Dichos reconocimientos no sorprenden ya que se trata de una cinta emotiva y honesta filmada con oficio.
Un argumento a favor del cine expuesto por uno de los personajes centrales es que “cuenta historias de otros pueblos”. Nacido en Ayacucho pero criado entre Cusco y Lima, Galindo nos muestra la cotideanidad, costumbres y cosmovisión de un poblado campesino de la sierra peruana. La ficción constituye tanto una reinvindicación del quechua y de la cultura andina como una declaración de amor al arte del cine.
Parte de la autenticidad y naturalidad del largometraje se debe a que el realizador apuesta, en su mayoría, por actores no profesionales. Víctor Acurio (17) tenía 12 años cuando empezó el rodaje. El cusqueño interpreta brillantemente a Sistu. Su inocencia enternece; su picardía, divierte.
Otro acierto de “Willaq pirqa” —”pared que habla”, en español— es su falta de pretensión. La película alude continuamente a la cinematografía y descansa en la esencia de este arte. En la experiencia de estar frente a una gran pantalla viendo una historia que tocará ciertas fibras emocionales. También destaca su valor como un medio para reflejar realidades. La obra de César Galindo arranca risas (incluso algunas lágrimas) y ha sido hecha con el corazón.
Claves
- Paisajes. La filmación se llevó a cabo en las localidades cusqueñas de Maras, Pacahuaynacolca y Chequereq.
- Estreno. La primera vez que se proyectó el largometraje fue en el 2019, en la Plaza de Armas del distrito de Maras.
- Original. César Galindo trabajó su inspirado guion durante casi 10 años, junto a Augusto Cabada y Gastón Vizcarra.
Sobre la autora
Belén Tavares es máster en Cine Documental por Goldsmiths University of London y bachiller en Comunicaciones por la Universidad de Lima. Ha trabajado en prensa escrita y televisiva. Actualmente produce un programa cultural en TV Perú.