(Foto: USI)
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Hacerle frente a temas incómodos, revelar nuestras contradicciones como sociedad y hacerlo bajo un discurso propio se cuentan entre los desafíos del teatro peruano.

Los circuitos de festivales contribuyen precisamente a poner en vitrina montajes tan entretenidos como punzantes. Y, más allá de ello, difundir la dramaturgia peruana.

Cuatro directores de teatro convocados por el festival Sala de Parto ofrecen así sus puntos de vista.

La creciente necesidad de escapar del "tabú"

Aunque ha habido avances en cuanto a la capacidad del espectador de recurrir a nuevas alternativas, para la directora Nishme Súmar de Cuerda aún hay gran resistencia a tocar temas “tabú”: “todavía hay quienes se escandalizan viendo a un niño bailando ballet, o a un actor siendo frontal con el abuso sexual a menores”.

Según enfatiza, se hace preciso desechar la idea de que el teatro solo involucra obras ligeras. Sostiene que un montaje bien puede ser entretenido y capturar la atención por tocar temas que nos involucran como sociedad y hacerlo “de forma ágil, innovadora y frontal”.

Asimismo, se muestra optimista ante la nueva generación de dramaturgos. “Hay necesidad de generar discursos propios, de que obtengamos herramientas para estructurar nuestras ideas, plasmarlas, y darles vida”.

Recompensar al nuevo talento

Si bien el director Jorge Castro, de "Astronautas", cree que han aumentado las formas de representación y narración, percibe que al consumidor peruano de teatro aún le cuesta ese tipo de propuestas. El autor resalta su interés por poner la lupa sobre lo íntimo. En ese sentido, considera que la acogida a obras que muestran de manera directa los problemas de la sociedad como como “Lucha Reyes”, ha aumentado al punto de llenar aforo.

“Estos montajes se reciben en salas que antes contenían una mayor cantidad de obras de prestigio internacional”, agrega. Además, Castro considera que los concursos son herramientas eficaces para potenciar la dramaturgia peruana. Sin embargo, apunta que “el premio no solo debe ser la exhibición, sino la asesoría”.

Financiamiento para nuevas experiencias teatrales

La directora Claudia Tangoa, de "Ñaña", defiende la necesidad de arriesgar por nuevas formas de lenguaje. Estos requieren procesos creativos más largos y de mayor inversión.

“Necesitamos espacios con proyectos de investigación financiados para que los artistas puedan contratar equipos interdisciplinarios”, señala Tangoa. Las obras enfocadas en retratar problemáticas sociales no solo requieren de artistas, sino de investigadores, periodistas o trabajadores sociales.

Además, señala que si bien hay pocos cursos de asesoría para artistas escénicos, estos tienen poca asistencia. Y considera que las dificultades de inversión por la que atraviesa el mundo teatral se debería en parte a la ausencia de cifras sobre el sector.

Una mirada hacia las producciones del interior

Con cerca de 90 obras de teatro de su autoría (algunas de las cuales han conseguido la internacionalización), la directora huancaína María Teresa Zúñiga sostiene que el espacio para las mujeres dramaturgas originarias de provincias aún es relativamente restringido, aunque confía en que la consolidación de la dramaturgia nacional solo es cuestión de tiempo.

Asimismo, añade que hoy el espectador local ha abierto sus horizontes en cuanto al consumo de montajes que se desligan de lo convencional.

“Creo que ahora se exige una mirada más diversa y en ese sentido se hace importante crear obras que reflejen nuestra realidad sin perder la calidad estética: forma y contenido”, sostiene.

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