Me resulta fascinante saber que los colibríes puedan volar en todas las direcciones, incluso hacia atrás. Es la única especie de aves que puede hacerlo. Dicen que toparse con uno es una señal de buen augurio. Y así me sucedió con este libro. Lo encontré, por casualidad, expuesto en un mostrador cuando estaba por abandonar una librería (de esas que coleccionan pequeñas sorpresas). Al ver en su portada un colibrí, no pude resistirme.
El relato me cautivó desde el inicio. Marco Carrera, un oftalmólogo romano, es sorprendido por el psicoanalista de su esposa. Rompiendo todas las reglas, el analista le hace una confesión que provocará en él un giro drástico. A partir de ahí, se desatará una “historia hecha de muchas otras historias”, con personajes complejos que magistralmente son trazados por Veronesi.
La existencia de Marco, a quien su madre apodaba “colibrí” por su baja estatura, se verá alterada por curvas profundas, de esas que cambian el paisaje de un momento a otro. Nada en su vida será tibio. La infidelidad, la tragedia, las amistades inesperadas, los lazos familiares estrechísimos y otros completamente rotos, y un amor que dura toda una vida (a su manera) son parte de esa composición que hace de Marco un personaje inolvidable. Un hombre resiliente, que nos enseña a ver la adversidad con optimismo y a la muerte, con valentía; paradojas que parecen imposibles para cualquier mortal, pero no para Marco. No es casual que la frase que inaugura esta novela sea una cita de Samuel Beckett que dice: “No puedo seguir, seguiré”.
Pero más allá del bello relato que me capturó desde principio a fin, es la forma de su narrativa la que verdaderamente me impresiona. Veronesi construye esta historia como si fuese el vuelo incierto de un colibrí. Sin líneas cronológicas ni lógicas, nos sumerge en la vida de sus personajes de adelante hacia atrás, en formas paralelas y en combinaciones inesperadas que solo recuerdo haber experimentado en sueños, mientras duermo.
Esa libertad de movimiento no abarca solo la línea del tiempo, sino también diversos formatos que el autor utiliza con una aguda pertinencia para mantenernos capturados. Desde cartas de amor, poemas desgarradores y mensajes de texto enigmáticos, hasta un inventario de muebles, aparentemente frío, pero lleno de significado. Todos ellos articulados de una manera tan fluida como el aleteo de un colibrí.
“El colibrí” es un libro que nos invita a volar en todas las direcciones posibles, a abrazar la alegría y el sufrimiento, a seguir cuando pensamos que ya no podemos hacerlo, pero, sobre todo, a atrevernos a vivir con valentía. Un buen augurio para cualquiera que decida sumergirse en sus conmovedoras páginas.
Claves
- Al igual que Veronesi, varios escritores reconocidos tuvieron otras carreras. Mark Twain, por ejemplo, fue minero, soldado y piloto de barco.
- En 2022, “El colibrí” fue llevado al cine italiano con la película del mismo nombre, dirigida por Francesca Archibugi.
- Veronesi confiesa que escribir “El colibrí” fue un acto nudista, de “bucear esa parte enmohecida donde hay telarañas y donde no entraba por miedo e inquietud”.
Sobre la autora
Darice Gubbins es líder de Sostenibilidad de Credicorp y alumna de Rock the Bubble, escuela de escritura creativa.