Profesor de Pacífico Business School
Cada vez son más los colaboradores de tu empresa totalmente vacunados y, por ende, van quedando expeditos para regresar al trabajo presencial. Ello debería de entusiasmar a todos, al representar una buena oportunidad para reforzar la cultura empresarial, algo descuidada con el home office.
Sin embargo, hay un buen grupo de colaboradores, mayoritariamente mujeres y madres de familia, para quienes hasta que no se retomen plenamente las clases escolares presenciales, les será muy difícil regresar a la oficina, al ser desde el inicio de la pandemia las responsables directas de la educación virtual de sus hijos, así como de una serie de labores domésticas para las que antes les era más fácil encontrar apoyo.
¿Qué tanto más ha perjudicado la crisis covid-19 a las mujeres trabajadoras en comparación a sus pares hombres? Considerando las necesidades del negocio, ¿podemos obligar a nuestros colaboradores vacunados y sanos a reincorporarse al trabajo presencial en ambientes de trabajo seguros, al margen de sus responsabilidades familiares? ¿Qué excepciones deberíamos de manejar en la empresa, especialmente hacia aquellas mujeres con responsabilidades familiares, cuidando la eficacia y equidad?
¿Virus machista?
Si bien todos fuimos afectados por el covid-19, existía una mayor proporción de mujeres empleadas en aquellas industrias más afectadas por las cuarentenas y medidas de distanciamiento social; asimismo, un mayor porcentaje de mujeres tuvo que renunciar a su empleo por tener que atender a su familia. Todo ello llevó a que una mayor proporción de mujeres pierda sus empleos, en comparación a los hombres.
¿Y la brecha de género?
Muchas de las mujeres que han seguido trabajando en la pandemia tuvieron que reducir sus horas de trabajo en comparación a los hombres, siendo también frecuentes casos de cambios a puestos de menor nivel y paga o el tener que dejar pasar promociones o ascensos. Además, aquellas mujeres buscando reinsertarse laboralmente la tuvieron más difícil que sus pares hombres, inclusive a nivel directivo.
Según LinkedIn, el covid-19 ha generado una notable reducción en los procesos de contratación de mujeres para roles de liderazgo, lo que representa un retroceso de entre uno y dos años, con mayor impacto en sectores con alta participación de mujeres, como es el caso de consumo masivo, publicidad, comunicaciones y ONG.
Rol de la empresa
Si bien una mujer puede asumir un trabajo tan o más demandante que el de un hombre y en muchos casos desempeñarlo mejor, prevalece aún en la sociedad una cultura machista, asignándole en general a las mujeres la obligación del cuidado de los hijos y el hogar en general. Como directivos, nos tocará ser comprensivos y empáticos con el retorno al trabajo presencial de nuestras colaboradoras, buscando no solo la equidad sino también la eficacia, dado que la empresa debe de hacer su mejor esfuerzo para potenciar y retener a sus talentos, incluyendo el que representan muchísimas mujeres cumpliendo diversos roles.
EL DATO
- Cifras que preocupan. Según el Global Gender Gap Report 2021, elaborado por el Foro Económico Mundial, con la pandemia el porcentaje de mujeres empleadas en el mundo que perdió su trabajo fue superior en 28% al de los hombres en similar situación.