(Foto: Pixabay)
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Las personas mayores de 50 años llevan en el brazo, muy cerca al hombro, la cicatriz de la . Y es que, probablemente sufrió en la niñez de sarampión, tos convulsiva, paperas, rubeola, entre otras enfermedades infectocontagiosas.

Estos virus que atacaban principalmente a los niños generaban algunas complicaciones que, en algunos casos, conducían hasta la muerte o discapacidad, como en el caso de la poliomielitis.

Pero se creía que una vez curada la enfermedad, el paciente no volvía a contagiarse, pues "había quedado vacunado/inmune", comenta Graciela Risco de Domínguez, rectora de la UTP y fundadora de la Facultad de Salud.

“En la actualidad, los niños no sufren más estas enfermedades, a todos se les vacuna de acuerdo con un esquema aprobado por el Ministerio de Salud. Hoy con los avances de la ingeniería genética se tiene vacunas sintéticas que no derivan de microorganismos, como la vacuna contra la Hepatitis B”, señala.

Así, es gracias a la vacuna no hay un caso de viruela en el mundo desde 1977. La enfermedad se ha extinguido. Sin embargo, otras están en vías de extinción o localizadas en zonas limitadas.

"Por ello, mientras la enfermedad exista, todos deben vacunarse para evitar un brote. Más aún hoy que la movilidad entre países es intensa. La importancia de la vacunación, así como otras medidas de prevención de enfermedades como el saneamiento y la educación en salud, es crucial para el individuo ya que evita los riesgos causados por la enfermedad, sus complicaciones, las secuelas y la muerte", advierte Risco de Domínguez.

A esto habría que sumarle que para el Estado es la inversión en prevención es rentable, ya que disminuye la sobrecarga de los servicios de salud y los altos costos de los tratamientos.

El otro segmento
Actualmente, en el caso de los adultos no existe un esquema de vacunación, como sucede con los niños.

A modo de ejemplo, la rectora de la UTP explica la importancia de la vacunación en los adultos: las mujeres y hombres de 20 a 26 años deben hacerlo contra el virus del papiloma humano (VPH).

"Además que deben ser vacunados contra la influenza cada año durante la temporada de otoño", agrega.

Otras vacunas son contra la difteria, pertussis y tétanos (DPT) cada diez años, y las mujeres durante cada embarazo.

"Un grupo de riesgo en cuanto a infecciones lo constituyen los adultos mayores de 65 años, cuyo sistema inmunológico disminuye progresivamente su efectividad con la edad. Se recomienda a esta población vacunarse contra el neumococo y el herpes zóster, previa consulta al médico, ya que la indicación depende de la edad y del estado de salud", advierte.

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