Parece que los seriéfilos ávidos de capítulos acaban de nacer con la llegada de las plataformas a los salones de nuestras casas, pero antes "The Golden Girls" o los shows de Bill Cosby o Mary Tyler Moore ya levantaban pasiones y, lo más importante, sembraban el germen del amor por las teleseries.
Un par de estudiosos de la televisión, profesores e investigadores del impacto de las series, Carlos Pott y Manuel Guedán, han dedicado unos cuantos años a analizar estas 'comedias de situación' que formaron nuestro criterio; les pidieron, además, a otros expertos que les ayudaran y el resultado es el libro "Sitcom. La comedia en la sala de estar".
Guedán explica que "al hilo del boom de 'The Wire', 'The Sopranos' y ahora 'Game of Thrones'", vieron que sobre series de drama había mucho escrito; "encima -dice-, se las dignificaba por la vía de la gran tragedia".
"En cambio, sobre comedia, que resultaba ser un territorio muy fértil en el que nos podíamos remontar años -de los 50 hasta ahora-, no se hablaba tanto, quizá porque se ha escrito menos, pero sobre todo, porque se las había tenido menos en consideración".
La idea, apunta Pott, era examinar las 'sitcom' desde "tres patas" diferentes: críticos, escritores y cómicos, porque "cada uno daba una lectura muy diferente. Eso sí -bromea- todos habían visto 'The Sopranos'".
Las 'sitcom' tienen algunas características fácilmente identificables, no sólo por los temas, sino también por el formato o las emblemáticas risas enlatadas que se necesitaban por el modelo de humor de las series para evitar el vacío tras los chistes; hoy, explica Pott, se están sustituyendo por intensas miradas a cámara, rompiendo la cuarta pared.
El esquema, resume Guedán, se reducía en un principio a "tramas previsibles, inmovilismo formal y moralina en espacios reducidos, ya sea en el salón familiar o la oficina", a los que se añade la ternura de la mirada como potencial solución a todos los conflictos.
Editado por Lengua de Trapo, el libro sigue un orden cronológico. Conchi Cascajosa, profesora universitaria y experta en series, y Jordi Costa, periodista y crítico cultural, abren el fuego con dos escritos que analizan dos de los principales focos de atención de las 'sitcom' clásicas: el ámbito laboral y el familiar.
En la segunda parte, Guedán y Pott analizan las dos series de más éxito de la década de los 90, "Seinfeld" y "Friends"; el crítico Noel Ceballos se encarga del humor barroco de "30 Rock"; la monologuista Lorena Iglesias escribe sobre "The Office", el guionista Guillermo Zapata se centra en "Big Bang Theory" y Andrea Morán analiza la más moderna y atípica, "Fleabag".
Aún quedan capítulos para "Louie", "Family Guy", "Tim & Eric", y, en el último, el dibujante, escritor y director de cine Carlo Pardial propone una revisión diferente de Larry David (creador, junto a Jerry Seinfeld, de la serie 'Seinfeld') en "Curb your Enthusiasm" y el humor judío en Saturday Night Live.
A pesar de la carga conservadora de las series más famosas de los 50, 60 o 70, los expertos han comprobado que la política no es imprescindible en las tramas de las 'sitcom'; sí la incorrección, el humor, la mirada ácida o la crítica social.
Pero ya lo hacían "The Golden Girls" (1985-1992) y antes Mary Tyler Moore ("Mary Tyler Moore Show", 1970-1977), que "estaban comprometidas con la política de la época y se metían en todos los grandes debates: lesbianismo, aborto, divorcio...", y hoy hay varias abanderadas, desde la multipremiada "Modern Family" a "The Big Bang Theory".
Destacan asimismo Pott y Guedán como la 'sitcom' se ha nutrido de cómicos y monologuistas desde el boom del show de Bill Cosby en los 80 cuando los productores tuvieron que tirar de los clubes de la comedia de Nueva York; desde entonces, "se ha establecido un trasvase constante muy fértil que ha llegado hasta hoy y que sigue aportando nombres".