Jade Dávila lidera Sueños Compartidos, una organización dedicada a brindar talleres de lengua de señas a empresas y personas naturales. La ejecutiva cuenta que una vez estando fuera del país, entró a una librería y vio a una mujer leyendo cuentos a un grupo de niños y a la vez interpretándolos en lenguaje de señas. “Fue como un flechazo”, evoca. Eso se sumó a otras experiencias, en las que presenció la falta de oportunidades que sufre la comunidad sorda del Perú.
¿Esa experiencia la motivó a crear esta empresa?
Sí, cuando regresé a Lima, me puse a estudiar lengua de señas por dos años. Tuve muy buenos profesores y conocí compañeros. Con ellos vimos que había mucha gente interesada en aprender y sumamos al equipo a un profesor sordo, pues ellos son los únicos que pueden dar clases. Formalizamos en el 2015 y desde ahí empezamos como empresa.
¿Cuál es la demanda que hay en el mercado por el lenguaje de señas?
Cuando salió la ley de inclusión de personas con discapacidad, las empresas trataban de sumarlas, entre ellas a la comunidad sorda. Desde ese momento empezamos a trabajar con empresas y hasta hoy lo mantenemos, aunque tras la pandemia, como ya sabemos, muchas empresas tienen otras prioridades.
¿Hay un interés genuino de parte de las empresas por incluir a la comunidad sorda?
Hay empresas que tienen entre sus trabajadores a personas de la comunidad sorda. Por esa misma razón, también hay un interés del personal oyente por aprender lengua de señas. Cuando estas empresas se dan cuenta de que la comunidad sorda es una fuerza laboral muy importante y dejan atrás estereotipos o barreras mentales, tienen la voluntad de contratar más personal así.
¿De cuántas personas en el Perú estamos hablando?
Es un tema complejo. Cuando buscamos información, siempre se encuentran cifras muy antiguas. Primero se hablaba de medio millón, luego de 750 mil personas. Según el censo del 2017, son un millón. Sin embargo, cuando se habla de personas sordas, una cosa es comunidad sorda y otra distinta es cuando el adulto mayor se queda sordo. Un tema con nuestro país es que no podemos solucionar algunos problemas si no conocemos data actualizada.
¿Por qué es importante para las empresas incluir a la comunidad sorda?
Además de que son una cantidad importante, se trata de un sector al cual una empresa puede ofrecer productos y servicios, los cuales tal vez ahora no estén haciendo uso. Por ejemplo, en el sector salud podrían ir a atenderse con más frecuencia a una clínica donde sepan que hay un intérprete de lengua de señas. También servicios básicos como el tema educativo o algo tan simple como la compra de un celular.
En los últimos años, ¿cuánto hemos avanzado en la inclusión de la comunidad sorda como país?
En realidad siento que el avance ha sido a paso de tortuga. Si bien la lengua de señas está reconocida entre las lenguas originarias, no se le da tanta importancia. Todavía no tenemos la carrera y la mayoría de profesores son empíricos.
¿Qué aprendizaje ha tenido en todos estos años al frente de la empresa?
He aprendido a romper esa barrera mental de pensar que una persona con discapacidad no puede llegar a ser más. Posiblemente estas personas no puedan escuchar, sin embargo, son más visuales y muy hábiles en captar gestos.
¿Por dónde se debe empezar para romper esas barreras mentales?
Si solo permitieran que en la malla curricular del colegio haya una vez por semana el curso de lengua de señas, no estaríamos hablando de inclusión a estas alturas. Si la empatía no va de la mano con acciones, se queda en buenas intenciones.
EN CORTO
Objetivos. Sueños Compartidos es una empresa dedicada a brindar talleres de lengua de señas a empresas y personas naturales y a difundir la lengua de señas peruana (LSP) como una herramienta de inclusión social. “Más adelante tenemos planes de brindar otros talleres para personas sordas”, sostiene Jade Dávila, gerente general.