Nuevos tiempos requieren nuevas medidas. En ese sentido, la pandemia ha dejado enseñanzas para las organizaciones, sobre todo en el tema de recursos humanos. Una de ellas es que los líderes o altos ejecutivos sean conscientes de que los empleados tienen una vida antes y después del trabajo.
Por ello, ahora ya no basta con que una compañía sea socialmente responsable y aporte a la comunidad en la que se desarrolla, sino con que también “promuevan una serie de prácticas y políticas que cuiden al colaborador en un ámbito laboral, familiar y personal”, según Sandra Céspedes, profesora de Pacífico Business School. A estas se les llama empresas familiarmente responsables (ESR).
Características
“Estas prácticas estimulan la productividad y generan mayor compromiso en los trabajadores. Están relacionadas a programas o políticas que van desde la equidad de género, la prevención y lucha contra el hostigamiento sexual hasta los tipos de modalidad de trabajo y apoyo a los empleados en situaciones familiares o en un contexto específico”, detalla la docente universitaria.
Según sus cálculos, antes de la pandemia, solo entre un 5% y 8% de las empresas peruanas podían ser consideradas como familiarmente responsables. “Durante la pandemia, la principal práctica fue ser familiarmente responsables, pero hoy podríamos decir que el porcentaje no ha incrementado”, dice.
Una de estas empresas es Sacyr, que acaba de conseguir una certificación como EFR. “En noviembre del 2021, asumimos el compromiso de implementar los estándares del modelo de EFR con la finalidad de gestionar el talento y promover la diversidad, la conciliación y la corresponsabilidad”, comenta Karina Ríos, gerente de Recursos Humanos de Sacyr Perú.
Caso de éxito
Uno de los primeros pasos que tomó Sacyr Perú conformar un comité EFR y, luego, establecer un protocolo directivo. Asimismo, de la mano de una consultora, llevaron a cabo un diagnóstico inicial, entrevistando y encuestando directamente a los trabajadores. “En función a los resultados, nos planteamos metas y planes de acción concretos para los siguientes tres años de recertificación”, apunta Ríos.
Así, ocho meses después, en julio de este año, tras un proceso de certificación externa, Sacyr Perú recibió el certificado de Empresa Familiarmente Responsable.
“Contamos con más de 40 beneficios adicionales a los estrictamente laborales y legales que reciben los colaboradores por el hecho de estar en la planilla de una compañía”, dice la ejecutiva. Entre ellos se cuentan EPS seguro privado y oncológico, programas de maternidad y paternidad, convenios educativos, campañas de prevención anti acoso, jornadas flexibles, horarios de verano, entre otros.
Desafíos
Para la docente de Pacífico Business School, las empresas peruanas aún tienen muchos desafíos pendientes en este tema. Sostiene que se puede empezar, por ejemplo, con la concientización sobre el hostigamiento sexual y crear comités que se encarguen de ese problema. “Sin embargo, un gran desafío es generar prácticas y programas relacionados al balance entre trabajo y familia. Todavía existe la creencia de que darle igual responsabilidad al trabajo y la familia podría generar disminución en el rendimiento o los resultados y objetivos de los colaboradores, algo que no es necesariamente cierto”, explica Céspedes.
En cuanto a Sacyr, la gerente de Recursos Humanos asegura que los resultados comenzaron a verse a corto plazo, pero que estos serán más evidentes en el mediano plazo. “Tenemos como objetivo promover los beneficios y los requisitos de la certificación y aumentar su uso y satisfacción en un 5% en tres años). La expectativa, es aumentar el indicador de clima organizacional en 10% en el ciclo de recertificación”, señala Ríos.