Redacción Gestión

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El mejor consejo que he recibido fue contratar a personas con habilidades complementarias, cuenta Bill Gross, fundador y CEO de Idealab, una incubadora de empresas con sede en California.

"Recién a los 35 años pude aprender esto de Ichak Adizes, quien se dio cuenta de que yo –como muchas personas– contrataba a personas que me caían bien y a menudo era gente como yo", opina en su artículo publicado por la red social .

Esas personas tenían los mismos puntos de vista y actitudes que Bill Gross, y aunque no eran "aduladores", por lo general tenían la misma perspectiva que él. "Eso no conduce a la mejor toma de decisiones", dijo.

Según lo aprendido por el ejecutivo, existen cuatro tipos de personalidad* en las organizaciones: el emprendedor, el productor, el administrador y el integrador.

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El tipo "E" es el emprendedor que sueña, al que se le ocurren las ideas para el bien de la empresa y ve más allá del horizonte.

El tipo "P" es el productor, la persona que hace las cosas, termina el producto, lo lanza o lo vende, o en general hace que las cosas sucedan.

El tipo "A" es el administrador, la persona que ayuda a que los trenes lleguen a tiempo, que mantiene las cosas en orden, que recoge el dinero, paga las cuentas, se asegura de que todo esté funcionando.

El tipo "I" es el integrador, él que ayuda a todos los otros tres tipos de personalidad a trabajar juntos, porque en un caso extremo, ¡ellos se odiarían mutuamente!

Los primeros tres estilos son tan diferentes en mentalidad y actitud que necesitan al tipo "I" para mantenerse juntos. Además se necesita la confianza mutua y el respeto entre todos los tipos de personalidad de modo que se pueda escuchar lo mejor de cada uno.