Redacción Gestión

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El no ha ocultado su intención de reformar radicalmente las estructuras administrativas de la iglesia católica, las que considera insular, imperiosa y burocrática. Él entiende que en un mundo híper-cinético, líderes auto-obsesionados e introspectivos son un pasivo.

El año pasado, justo antes de Navidad, el papa se dirigió a los líderes de la Curia Romana, los cardenales y otros funcionarios que se encargan de dirigir la red bizantina de los órganos administrativos de la iglesia. El mensaje del papa a sus colegas fue contundente, según un artículo de .

Los líderes son susceptibles a una variedad de enfermedades debilitantes, incluyendo la arrogancia, intolerancia, miopía y mezquindad. Cuando esas enfermedades no se tratan, la propia organización se debilita. Para tener una iglesia saludable, necesitamos líderes sanos.

"El equipo de liderazgo es convocado constantemente para mejorar y crecer en armonía y sabiduría, a fin de llevar a cabo su misión de forma plena. Y, sin embargo, como cualquier organización, como cualquier cuerpo humano, también esta expuesto a enfermedades, mal funcionamiento y debilidades. Aquí me gustaría mencionar algunos de estas enfermedades [de liderazgo]. Son enfermedades y tentaciones que pueden debilitar peligrosamente la eficacia de cualquier organización".

1. La enfermedad de pensar que somos inmortales, inmunes, o totalmente indispensables, [y por lo tanto] dejando de lado la necesidad de chequeos regulares.

2. Otra enfermedad es estar ocupado de forma excesiva. Se encuentra en aquellos que se sumergen en el trabajo e inevitablemente descuidan el hecho de "descansar un rato".

3. Luego está la enfermedad de "petrificación" mental y emocional. Se encuentra en los líderes que tienen un corazón de piedra, los "tercos"; en aquellos que en el transcurso del tiempo pierden su serenidad interior, estado de alerta y atrevimiento, y se esconden debajo de una pila de papeles, convirtiéndose en burócratas y no hombres y mujeres de compasión.

4. La enfermedad de la planificación excesiva y del funcionalismo. Cuando un líder planea todo, hasta el último detalle, y cree que con la planificación, las cosas saldrán de manera perfecta, él o ella se convierten en un contador o un gerente de oficina.

5. La enfermedad de la mala coordinación. Una vez que los líderes pierden el sentido de comunidad entre ellos, el cuerpo pierde su funcionamiento armonioso y su equilibrio; entonces se convierte en una orquesta que produce ruido: sus miembros no trabajan juntos y pierden el espíritu de camaradería y trabajo en equipo.

6. También hay una especie de "enfermedad de Alzheimer de liderazgo". Consiste en no recordar a aquellas personas que nos ayudaron, orientaron o aconsejaron durante nuestro camino por la vida.

7. La enfermedad de rivalidad y vanagloria. Cuando las apariencias y nuestras ventajas y títulos se convierten en el objeto principal en la vida, nos olvidamos de nuestro deber fundamental como líderes: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria, sino con humildad, estimando los demás como superiores a nosotros mismos".

8. La enfermedad de la esquizofrenia existencial. Esta es la enfermedad de los que viven una doble vida, el fruto de esa hipocresía típica de los mediocres y de un vacío emocional progresivo que ningún [logro o] título pueden llenar.

9. La enfermedad de chismes, murmuraciones, y traiciones. Esta es una grave enfermedad que comienza de forma simple, tal vez incluso con una pequeña charla, y se apodera de una persona, convirtiéndolo en un "sembrador de malas hierbas" y en muchos casos, un asesino a sangre fría del buen nombre de sus colegas.

10. La enfermedad de idolatrar a los superiores. Esta es la enfermedad de aquellos que cortejan a sus superiores con la esperanza de ganar algo a su favor.

11. La enfermedad de la indiferencia hacia los demás. Aquí es donde cada líder piensa solo en sí mismo, y pierde la sinceridad y calidez de las [verdaderas] relaciones humanas.

12. La enfermedad de un rostro abatido. Usted ve esta enfermedad en aquellas personas sombrías y austeras que piensan que ser serio es poner una cara de melancolía y severidad, y tratan a los demás, sobre todo a los que consideramos nuestros inferiores, con rigor, brusquedad y arrogancia.

13. La enfermedad de acaparamiento. Esto ocurre cuando un líder intenta llenar un vacío existencial en su corazón con la acumulación de bienes materiales, no por necesidad, sino solo con el fin de sentirse seguros.

14. La enfermedad de círculos cerrados, en los que pertenecer a una pandilla es más poderoso que nuestra identidad compartida.

15. Por último: la enfermedad de la extravagancia y auto-exposición. Esto ocurre cuando un líder convierte su servicio en poder, y utiliza ese poder para obtener beneficios materiales, o para adquirir un poder aún mayor.