Cruzó la línea de meta y su calma al celebrar no tenía relación con el histórico logro que había conseguido. “Faltando 100 metros para llegar, me preguntaba: ¿Cómo llego? Nunca había llegado primera en un campeonato tan importante. ¿Qué hago? Me lo pregunté varias veces”, evoca ahora Kimberly García sobre el momento antes de convertirse en doble campeona mundial de marcha atlética.
“Tal vez no se notaba en mi expresión, pero estaba muy emocionada. Lo único que hice fue llorar”, dice la marchista a Gestión antes de emprender el vuelo que la traerá de vuelta.
Así, con esa tranquilidad, la recuerda su exentrenador, Pedro Cañizares. “Siempre fue una niña muy callada y disciplinada. No hablaba mucho, siempre se ha mantenido corta de palabras y muy concentrada”, dice sobre la nueva heroína deportiva nacional. Ella llegó a la Escuela de Marcha del Tambo a los 6 años y empezó a prepararse desde ese entonces en el deporte del atletismo. “Es un trabajo que toma años de formación con miras a que los deportistas estén consolidados a los 27 o 28 años”, dice Cañizares, siendo esta última la edad que tiene Kimberly.
Apoyo. Tres marcas han apoyado a Kimberly García en su carrera como deportista: Unacem, Perú LNG y Hunt Oil. Asimismo, su familia ha sido clave a nivel emocional y económico. “Son ellos quienes cubren todo desde el inicio. Más aún, cuando empezó Kimberly, no había equipos multidisciplinarios como existen hoy”, dice Cañizares.
Un triunfo muy peruano
Para la segunda carrera, de 35k, García tenía una estrategia muy definida. “Los primeros kilómetros tenía que ver cómo respondía mi cuerpo. Luego ir evaluando poco a poco a los 25k y después a los 30k. Los últimos 5k, la consiga era ir con todo”, indica.
Ese mismo ímpetu de darlo todo es lo que ha guiado a Kimberly en su trayectoria profesional, a pesar de los contratiempos de lo que significa ser un deportista de élite en el Perú. “Presenté mi proyecto en el mes de febrero o marzo para ir a campamentos y competencias internacionales y así llegar de la mejor forma a este campeonato mundial. Sin embargo, la Federación de Atletismo me negó todo el apoyo. En el IPD también conversé con el presidente, pero lo que me ofrecen no es suficiente para pagar mi alimentación, pagar reservas de hoteles o hacer fisioterapia”, se lamenta la deportista.
De acuerdo con Kimberly, el apoyo del IPD y la Federación cubre de un 20 a 30 por ciento de su presupuesto anual. Asimismo, la campeona sostiene que hasta la fecha ha invertido casi US$ 20,000 en su preparación para lograr esta hazaña.
Otros objetivos
Kimberly sigue celebrando, pero ya tiene la mira puesta en sus siguientes objetivos.
“Para el 2023 se viene el Campeonato Mundial de Atletismo en Budapest y luego los Juegos Panamericanos en Santiago. Y en el 2024, la Copa Mundial de Marcha Atlética y los Juegos Olímpicos”, apunta.