Brigitte Macron, Michelle Obama o Jacinda Ardern, todas ellas mujeres poderosas, tienen en común haber sido víctimas de informaciones falsas sobre su identidad de género o sobre su sexualidad, con el objetivo de burlarse de ellas o humillarlas.
Unos actos malintencionados que preocupan a la ONU, que el pasado abril denunció en un informe un número creciente de “campañas de desinformación sexista en línea”, especialmente contra “mujeres periodistas, políticas y defensoras de la igualdad de sexos que suelen pronunciarse sobre asuntos feministas”.
Desde hace meses, mensajes en las redes sociales sostienen que Brigitte Macron, esposa del presidente francés Emmanuel Macron, sería una mujer transgénero cuyo nombre de nacimiento era Jean-Michel. Una información falsa que ganó viralidad en diciembre, a unos meses de las elecciones presidenciales del próximo abril.
La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, y la ex primera dama estadounidense Michelle Obama también fueron objeto de rumores, en el 2017 y 2018, que afirmaban que eran varones al nacer.
Unos rumores que se propagan como la pólvora en internet. Poco importa que nadie o casi nadie crea que Brigitte Macron sea una mujer transgénero, esas informaciones dan lugar a insultos, vejaciones e, incluso, a actos de ciberacoso.
Esta “desinformación con sesgo de género” afecta en realidad a una población mucho más amplia, más allá de las mujeres poderosas, sobre todo a mujeres pertenecientes a minorías sexuales o de género comprometidas en la vida pública, con mayor o menor grado de responsabilidades.
Las habladurías buscan “silenciarlas y apartarlas de la esfera política”, señala Lucina Di meco, activista feminista y cofundadora de #ShePersisted, una iniciativa mundial de lucha contra la desinformación.
Además, tienen un “impacto en la vida real”, subraya Marylie Breuil, del colectivo feminista francés Nous Toutes, implicado en la lucha contra la violencia sexista, sexual o económica.
Por culpa de esos rumores, “la carrera de cualquier persona que se exponga públicamente puede quedar totalmente destruida”, un fenómeno que suele estar acompañado de actos de acoso, tanto en internet como fuera de la red.
Estereotipos de género
En el 2013, un rumor que afirmaba que había bailado en ropa interior en televisión le costó a Laura Boldrini, expresidenta de la Cámara de Diputados italiana, miles de insultos sexistas, amenazas de violación y montajes pornográficos.
Intidhar Ahmed Jassim, candidata a las elecciones parlamentarias de Irak a principios del 2018, tuvo que renunciar a presentarse tras ser acosada por unos internautas que afirmaban haberla reconocido en un video sexual.
Al impedir que las mujeres participen en la vida pública, o al presionarlas para que dejen de hacerlo, la desinformación con sesgo de género no hace más que favorecer la “erosión de las instituciones democráticas”, advierte Lucina di Meco.
Este tipo de desinformación, con sesgo de género, suele vehiculizar estereotipos, atacando aquello que “percibe como no conforme respecto a un modelo heteronormativo clásico”, explica Réjane Sénac, directora de investigación en el Instituto de Estudios Políticos de París.
En los rumores sobre Brigitte Macron, la transidentidad se utiliza como un “vehículo” para “quebrar la reputación de alguien con una posición de poder en la jerarquía social” (Emmanuel Macron en este caso), apunta Maud-Yeuse Thomas, antropóloga y cofundadora del Observatorio de Transidentidades.
Difundir rumores sobre una supuesta transidentidad u homosexualidad refuerza la estigmatización de las personas LGTBI+ (lesbinas, gays, trans, bisexuales, intersexuales y otras minorías de género).
Al afirmar que Brigitte Macron tiene una “masculinidad escondida”, los que propagan el rumor utilizan la transidentidad, que ven como una humillación, como un arma arrojadiza, analiza Marie-Joseph Bertini, profesora de Ciencias de la Información y la Comunicación en la Universidad Nice Sophia Antipolis (sur de Francia).
Pero, además, aprovechan el chisme para reactivar otro, que circuló enormemente durante la campaña presidencial del 2017, que aseguraba que Emmanuel Macron “esconde” una supuesta homosexualidad.
En cualquier caso, más allá de cómo han podido afectar a personas influyentes, esas campañas de desinformación probablemente han contribuido “al aumento registrado en los últimos años de los crímenes de odio denunciados contra personas LGTBI+ en Europa”, alertó en julio el Parlamento Europeo.