Roberto Reyna tenía entre sus filas del Dojo O’SENSHI a Alexandra Grande cuando la karateca tenía apenas 8 o 9 años. “Siempre risueña, pero si está concentrada ni te ve pasar”, señala su ahora entrenador. ¿Cómo llegó él allí? Casi a la fuerza, por haber comentado a la hija de su sensei algunos aspectos en los que discrepaba sobre su forma de entrenar. “Quiero que me digas qué estoy haciendo mal. Te espero mañana”, le dijo su rígido maestro.
Un sensei que no habla de ganar ni de humildad en el deporte
Terminó haciendo toda la clase y luego se llevó a casa unos videos con la consigna de su sensei de analizarlos. Así empezó la historia. Los alumnos volvían a buscarlo para que los entrenara. Reyna, que había estado en la selección nacional una década y tenía laureles deportivos por resultados internacionales, era solicitado. Y más de uno quería tumbarlo. “Les decía qué si uno de ellos lograba vencerme iba a estar contento, pero por mientras yo podía seguir pateando su cara y usándolos de trapeador”, recuerda.
“Dejo que mis alumnos sean libres mientras respondan con su cuerpo como quiero”.
Reyna nunca usa la palabra ganar, en cambio dice a sus alumnos “demuestra que eres el mejor”. Y los mejores no siempre ganan. Cuando se hizo entrenador, pensaba que sacaría lo mejor de sus alumnos. Con el tiempo, señala, sintiéndose huérfano, se dio cuenta que el éxito tiene que ver más con los dirigentes. Aún así ha formado campeonas como Grande. “Me gustaría que ella sea un poco más sobrada, pues con humildad no logras mucho en el deporte”, señala al recordar cómo eran Michael Jordan, Mohammed Ali o Maradona: “Todos cabeza arriba y pecho inflado”.
No todo es ganar, ni pensar en tenis 24/7
Para Diego Junqueira, ser entrenador es como continuar lo aprendido en la cancha. A veces más estricto, otras más amigo, el ex tenista profesional se acomoda al terreno y al alumno. “Algunos necesitan que los empujes, otros no tanto. Todo depende del momento de su carrera en que lo encuentres. Si lo recibes ya formado y responsable o tienes que enseñarle por completo técnica y actitud”, cuenta el argentino. Con Juan Pablo Varillas es necesario charlar mucho, aconsejar, consensuar la sensación del jugador con la opinión de su entrenador, ver el calendario y tomar mejores decisiones.
“No se trata de una relación vertical, pero tampoco siempre debe haber amistad. Lo importante es que te respete como profesional principalmente”, recalca Diego pues eso hace posible que lo escuche y confíe.
“Competir es muy importante en la formación, pero siempre creciendo más allá de los resultados”.
Tal vez las horas en cancha no son muchas al día, dice, “pero uno todo el tiempo está pensando qué es lo que le conviene, en qué mejorar”. Además, con la pandemia, la tarea se extiende. “Hay que estar pendiente para todos los torneos y actividades”, señala. Eso sí, tampoco se trata de estar 24/7. “Y si lo haces, le bajás un cambio para transmitir eso también al jugador. Calma, porque hay una vida también fuera del tenis”.
Si bien hay que ser competitivo, Junqueira considera que es importante que los junior no vivan por ingresar a un ranking. “Si la prioridad es el resultado, uno hace lo que sea para ganar y eso puede convertirte en una persona mezquina con el juego”, concluye.
Un coach con los pies en la tierra y la mirada en el mar
Sebastián Alarcón se ha dedicado toda su vida al surf de alto rendimiento. Primero como deportista, etapa en la que logró ser cuatro veces campeón nacional, una vez a nivel Latinoamérica y otra mundial. Pero en paralelo, desde que tenía 15 años, comenzó a enseñar este deporte como pasatiempo de verano para ganarse unas monedas. Desde ese entonces no ha parado.
Entre sus alumnos actuales están Melanie Giunta, Daniella Rosas, Lucas Garrido Lecca. Y otros referentes, como Lucca Mesinas y Cristóbal de Col, también han pasado por su “salón de clase” en el mar.
Alarcón sostiene que el surf ha avanzado en los últimos años. “Antes de los Panamericanos hubo mucho apoyo, sin embargo, no es algo constante y que deje desarrollar un plan a largo plazo”, apunta. El coach de tabla afirma que aún estamos lejos de potencias en este deporte como Estados Unidos, Australia o Brasil, sin embargo, no se puede desmerecer que en la región somos referentes. “Países como Argentina y Chile, y más lejos, Costa Rica y El Salvador, están al tanto de lo que hemos logrado”.
“Somos una potencia, pero con las limitaciones de cualquier país de Latinoamérica”
Como país, Alarcón cree que debemos mirar lo que hacen países como España y Francia, que complementan con infraestructura (una piscina de olas, por ejemplo) y eso los ayuda a meterse en los rankings mundiales.