La invasión de Rusia a Ucrania y la crisis desatada entre ambos países va más allá de las armas. En paralelo existe otro tipo de guerra que se desarrolla en el espacio cibernético, afectando a través de ciberataques los sistemas de instituciones gubernamentales o los medios de comunicación, entre otros.
Pese a que se trata de una guerra moderna, sigue la misma dinámica de un conflicto bélico tradicional, según los especialistas.
Hace cinco días, el gobierno de Ucrania denunció que las páginas web del Ejecutivo, el Parlamento y varios bancos habían quedado inutilizadas por un ataque informático que saturó las redes. Por su parte el Kremlin negó cualquier implicación. Entonces, ¿quiénes realizaron los ataques? La participación puede ser múltiple, ya que no existen límites físicos.
“En la ciberguerra o cyberwarfare participan grupos de especialistas de informática de los países que se encuentran en conflicto, pero también pueden sumarse grupos de hackers simpatizantes con algún bando que buscan dañar la infraestructura de las partes en guerra”, explica Miguel Ángel Mendoza, security researcher ESET Latinoamérica.
De igual manera, Juan José Calderón, gerente de Seguridad y Data Center de Lumen, dice que en ambos lados hay especialistas por lo general con formación en ingeniería informática y, algunas veces, en psicología, capaces de realizar distintas tareas, desde desactivar lanzamisiles, plantas nucleares y radares. En medio de una guerra, su participación podría afectar a millones de personas.
Asimismo, algunos ciberataques pueden inutilizar sistemas básicos y críticos, por lo que algunos de sus objetivos son desequilibrar un país, aislarlo cortando sus comunicaciones y colocarlo en situación vulnerable.
Los objetivos de los hackers
Según un informe de ESET, cuando comenzaron los ataques entre Rusia y Ucrania, encontraron varias familias de malware dirigidas a organizaciones ucranianas.
“El ataque tuvo intenciones destructivas contra una red gubernamental ucraniana, utilizando un wiper al que hemos llamado IsaacWiper”, detalla el informe de ESET.
En ese sentido, los principales objetivos de los ciberataques son diversos.
“Podrían verse casos para dejar fuera de funcionamiento sitios web, además de robo y eliminación de información. Pueden inutilizar sistemas básicos y críticos, por lo que algunos de sus objetivos son desequilibrar un país, aislándolo al cortar sus comunicaciones y colocarlo en situación vulnerable”, señala Mendoza de ESET.
Asimismo, los ataques no solo pueden afectar la red gubernamental de una nación, sino que también pueden tener efectos colaterales hacia los civiles. “Al desconectar a un país de Internet se pueden vulnerar redes de distribución de combustible, sistemas satelitales y centros de salud. Y esos son solo algunos ejemplos”, agrega Calderón de Lumen Perú.
Otros efectos alarmantes de la ciberguerra están relacionados al impacto que un ataque de estas características pueda tener en el resto del planeta, generando grandes pérdidas económicas.
EN CORTO
- Repercusión. A mediados de enero, un wiper de datos se extendió por Ucrania apuntando a organizaciones de este país. Llamado WhisperGate, el malware se hizo pasar por un ransomware y trajo algunos ecos del ataque NotPetya, que impactó a Ucrania en junio del 2017, antes de causar estragos en todo el mundo generando pérdidas económicas por más de US$ 10 millones en 65 países.