El desarrollo desigual y precario de las ciudades en diversas regiones del Perú, ha sido evidenciado en mayor magnitud con la emergencia sanita por la pandemia de coronavirus en medio del Bicentenario. La preocupación por una buena calidad de vida para los peruanos está lejos de la praxis urbana y edificatoria, según los expertos en el tema.
Uno de los grandes desafíos de la arquitectura en el Perú es asumir que casi el 80% de las ciudades no han sido bien integradas a ellas mismas. “Necesitamos vertebrarlas. Hacer que sean sistemas, con ello vendrá el transporte público y otros temas”, explica Augusto Ortiz de Zevallos, arquitecto y urbanista.
De tal modo, nuestras representaciones más importantes están alrededor de espacios naturales, que debemos preservar y conservar, “cada vez que hablamos de un espacio significativo estamos hablando de un parque, una playa, las lomas. Hablamos de Arequipa y el Misti, Trujillo y Chanchan, Chiclayo y el muelle de Pimentel, lugares que representan nuestras memorias”, explica Liliana Miranda, arquitecta urbanista y directora del foro ciudades para la vida.
Arquitectura del futuro
Por otro lado, cualquier diseño arquitectónico tiene que incorporar fundamentos acordes al cambio climático. “Los principios del diseño bioclimático son primordiales para prepararse a las olas de calor y el exceso de frio”, agrega Miranda.
Asimismo, es necesario incorporar áreas verdes para que la arquitectura del Bicentenario sea más amable con la naturaleza y con los climas, “tenemos que diseñar y construir pensando en el futuro, utilizando un indicador como el de la ciudad de Buenos Aires, dos árboles por cada persona”.
Los espacios necesarios en el país deben ser para integrar a los peruanos y expandir las oportunidades en otras metrópolis, “hay que reencontrarnos en el espacio público, diseñando edificios, calles ordenadas, museos y bibliotecas”, comenta Augusto Ortiz de Zevallos.
Por otro lado, los monumentos que también son parte de la arquitectura y el urbanismo de nuestras ciudades han sido vandalizados, en algunos casos destruidos porque aparentemente no representan a los peruanos. En este sentido, ¿los monumentos que tenemos en el país realmente nos representan?
“Creo que hay una historia que no está haciendo representada y hay poblaciones peruanas que no se sienten identificadas y están haciendo notar su protesta, pero esto tiene que ser resuelto sin violencia y sin destruir nuestra historia. Mientras todos estemos representados creo que va ser más fácil continuar con este proceso de reconciliación histórica y nacional”, explica Liliana Miranda, arquitecta urbanista y directora del foro ciudades para la vida.
Por su parte, Ortiz de Zevallos se encuentra en total desacuerdo y comenta que “es una falta de cultura elemental desarmar objetos que han tenido valor o significado histórico, porque la historia es una sucesión de cambios, y nos representa todo aquello que ha pasado por acá. Sin embargo, no significa que todo haya estado bien o que todos esos personajes deban ser copiados o sean la fuente de inspiración para los peruanos”.
EN CORTO:
Una investigación de Rudolf Giese, decano de la Facultad de Arquitectura de la UCAL, se evidencia que el 70% de la población vive en una región que posee apenas el 2% de nuestros recursos hídricos. El director supone descentralizar y democratizar el campo y la profesión. “Profesionales en diversas regiones del país aportan extraordinariamente al desarrollo de la arquitectura nacional”, expresa.