El destino ha querido que, solo dos semanas después de ser vilipendiado por su error en la humillante goleada por 0-5 que Brasil le endosó a Perú, el portero peruano Pedro Gallese tenga la oportunidad de consumar su venganza de la manera más cruel, con un Maracanazo en la final de la Copa América.
Gallese quería que se le tragase la tierra cuando un mal despeje rebotó en Roberto Firmino y luego en el palo del arco para que, en una carambola fatídica, cayese de nuevo el balón en los pies del delantero brasileño, que definió mirando hacia otro lado a propósito para avergonzar aún más al peruano.
Ese gol, que ponía el 0-2 cuando apenas habían pasado 20 minutos de juego, hundió a Perú, que se vio apisonado por una selección brasileña pletórica de confianza.
A los peruanos les costó reponerse del golpe, pero fue un punto de inflexión que sacó del equipo dirigido por el argentino Ricardo Gareca una rebeldía que ahora le puede costar cara a Brasil en su final.
Desde aquel 0-5, Perú no ha vuelto a recibir más goles. Sacó un 0-0 con Uruguay en cuartos de final y un 0-3 con Chile en semifinales, y en ambos encuentros la figura del equipo ha sido Gallese, con espectaculares intervenciones que lo han erigido como el héroe en el camino de Perú a la final.
Desde entonces el arquero de Alianza Lima ha detenido tres penaltis, el primero al brasileño Gabriel Jesús en el último minuto del partido del 0-5, que cerraba la fase de grupos para ambas selecciones, lo que impidió que la Canarinha se deleitase con un "set" en blanco ante la Blanquirroja.
Luego en la tanda de penaltis de los cuartos de final a Luis Suárez, el máximo artillero de Uruguay, al que dejó tendido en lágrimas por no haber convertido el lanzamiento que dejó a la Celeste fuera de las semifinales.
Para seguir la racha, Gallese también paró el penalti que el chileno Eduardo Vargas lanzó en los últimos minutos de la semifinal, cuando el partido ya estaba sentenciado con 0-3 a favor de Perú, lo que le dejó sin poder igualar con 13 goles al capitán peruano Paolo Guerrero como máximo goleador en activo de la Copa América.
Gallese adivinó las pícaras intenciones de Vargas de picar el balón al estilo Panenka y supo reaccionar a tiempo para evitar que cruzase la línea de gol, dejar al delantero en evidencia y poner la guinda a una actuación perfecta ante la Roja.
Motivado profundamente por seguir demostrando su valía, Gallese paró todo lo que Chile le disparó, desde remates altos, un mano a mano y tiros lejanos desde fuera del área, un estado de gracia que espera mantener para la final.
El portero personificó así las insaciables ganas de Perú por reivindicarse tras las burlas y rumores de crisis interna dentro del grupo que aparecieron después de la goleada sufrida ante Brasil y que, lejos de ello, parecen haber unido y fortificado todavía más al equipo.
Ningún otro portero había logrado detener tantos penaltis en una misma edición de la Copa América desde que el brasileño Dida atajase dos en 1999.
Esa reivindicación ahora llega a un nivel superior, que es cobrarse la revancha de aquel 0-5 en la final y en el Maracaná, el estadio mítico donde Uruguay ya le ganó a Brasil un Mundial hace ya 69 años.
Ahí Gallese y el resto del equipo peruano deberán multiplicar su desparpajo y no amilanarse ante la pentacampeona del mundo para escribir quizás el que posiblemente sería el capítulo más grande y heroico de la historia del fútbol peruano, una venganza con Maracanazo incluido.