¿Es el Perú como lo retratan sus filmes? Desde las clásicas “Juliana” o “La ciudad y los perros” hasta propuestas más provocadoras como “Videofilia y otros síndromes virales” o “Gen hi8″, la oferta de películas nacionales no ha hecho más que crecer y diversificarse. Compartimos cuatro miradas sobre la identidad de la industria cinematográfica peruana y exploramos sus contrastes, aciertos y tareas pendientes.
Nathalie Hendrickx, productora cinematográfica y docente de la Universidad de Lima
El cine peruano sí tiene una identidad. Aunque hay películas de diversos géneros, predominan historias que privilegian el retrato de la idiosincrasia de las diversas culturas peruanas. Desde la década de 1970 los dramas tienen una temática realista que muestra los contrastes de la sociedad peruana. A diferencia de otras cinematografías hispanoamericanas, no hay mucho cine histórico, fantástico, poético o experimental. Formalmente el cine peruano es bastante clásico, hay poca experimentación y búsqueda de un lenguaje alternativo.
Películas representativas de la identidad de lo peruano son “La ciudad y los perros” de Francisco Lombardi, “Juliana” del grupo Chaski, “Paraíso” de Héctor Gálvez, “El bien esquivo” de Augusto Tamayo y “Winaypacha” de Óscar Catacora, entre otras.
José Carlos Cabrejo, director de la revista de cine Ventana Indiscreta y docente Ulima
Hablar de una identidad del cine peruano en relación a los otros cines latinoamericanos nos lleva a reconocer algunos elementos distintivos, pero que se enlazan a los mundos particulares que han creado las películas nacionales: el colorido “chicha” que se encuentra en “Rosa Chumbe” para presentar a una policía atrapada en sus desvaríos, los registros de aire documental de espacios rurales pero que incluso se abren a la fantasía del relato oral en las cintas sobre jarjachas y pishtacos, o la visión de estética publicitaria de nuestra diversidad cultural en las películas de Tondero. Se pueden encontrar semejanzas en otros cines, pero nuestro cine, de un modo u otro, gira sobre nuestras especificidades.
Inés Fernández, cofundadora y directora de cinestesia.pe
Lo que observo, a grandes rasgos, es una mezcla de géneros llevados al extremo que podrían formar una identidad en la mente de las personas. Por un lado están las películas publicitarias con sello de fábrica y por el otro tenemos producciones independientes que, por falta de presupuesto, presentan errores en su desarrollo técnico. También están los “huecos en la matrix”: filmes que ofrecen una propuesta nueva desde un punto de vista más de autor y con una producción destacable. De este grupo destaco “Gen Hi8″, un coming of age supone una inmersión audiovisual a un grupo de jóvenes que intentan sacarle el jugo a la vida en medio de un contexto social convulsionado por el terrorismo.
Por lo general, el cine latinoamericano refleja todo aquello que tienen en común nuestras sociedades: diferencias sociales y económicas, problemas políticos, pobreza, machismo, etc. Argentina, México y Brasil están a la vanguardia por tener una industria y tradición cinematográfica. Tienen películas independientes, cine de autor y cine comercial de gran calidad con temáticas más universales. A diferencia de ellos, el cine peruano se mueve en dos extremos: el comercial para un público masivo y el independiente al que le dan 2 días en salas y luego desaparece del radar. Nos hace falta un cine que esté en el medio de esos extremos, como lo tiene brillantemente Argentina con películas como “Nueve Reinas” o “Relatos Salvajes”.
Mónica Delgado, crítica de cine y docente en UNMSM
Creo que el cine peruano tiene varias identidades y depende del tipo de producción, de si es independiente o de productoras más comerciales; si se hace en Lima o en las regiones. Eso es lo que hace interesante al cine peruano, su diversidad. Lo importante es que la identidad sea una búsqueda expresiva constante. Una película peruana que me gusta destacar porque habla de resistencia y de resiliencia, como característica a resaltar de nuestra sociedad, tan diversa y pluricultural, es “Juliana” (1989) del Grupo Chaski, el retrato de una adolescente que debe fingir lo que no es para poder lidiar con la violencia, el abuso o la indiferencia.
Indudablemente, una de las particularidades del cine peruano es la utilización del espíritu de la Marca Perú en algunos productos comerciales. Aunque a veces se asocia al cine peruano como cine andino, por un tema territorial. Esto podría ser una ventaja si se trata de ubicar al cine peruano dentro de un mercado internacional que requiere diferenciación.