Carlos Bustos, director técnico de Alianza Lima, reflexiona sobre su labor al frente del equipo blanquiazul. Disfruta de ver un partido de básquet, en ocasiones, más que uno de fútbol.
Lleva cinco años trabajando en el Perú y el último domingo dirigió uno de sus partidos más importantes. Carlos Bustos, entrenador principal de Alianza Lima, define el 4-1 contra Universitario como una hazaña histórica, pues “se pudo triunfar en un lugar donde todo el ambiente está creado para el rival”, comenta a Gestión.
¿Cuál es el mensaje que les da a sus dirigidos en la previa a un duelo de esa magnitud?
Tener la posibilidad de jugar estos partidos es un privilegio, no son para todos. Solo el 10% o 15% de jugadores de primera división tiene la posibilidad de jugar un clásico. El jugador debe entender que 30 personas tienen la capacidad de igualar toda la fuerza que pueda mostrar el rival en su estadio.
¿El entrenador también siente esa presión?
Usaste una palabra que no me gusta. Presión es otra cosa. Nosotros somos privilegiados por la profesión que tenemos. Presión pueden sentir las personas que tienen que trabajar de algo que no les gusta. El fútbol hay que disfrutarlo.
Hay entrenadores motivadores y otros más cerebrales. ¿De qué tipo se considera usted?
Es difícil definirse uno mismo. Te diría que soy más analítico, más estratégico, pero teniendo en cuenta que lo mental es también muy importante. Desde nuestro lugar tenemos que motivar permanentemente a los jugadores.
¿El jugador peruano requiere de mucha motivación?
No me gustan las generalidades. Cada jugador es diferente y cada conexión que uno tenga con ellos debe ser diferente. Creo que aquí hay mucho talento, pero de repente la competencia previa a ser jugador de primera división no es del todo fuerte, sino débil a comparación de otros mercados.
Más allá de lo deportivo, ¿la fama y el dinero pueden afectar al futbolista? ¿Suele hablar sobre esos temas con los jugadores?
Hoy hay mucha gente que aconseja a los jugadores, desde la propia familia, pasando por los representantes, hasta nosotros. A mí me gusta ser muy equilibrado en eso y el jugador también debe ser así en su crecimiento y en los contratos que tenga. A mí me gustan las personas equilibradas, que no hagan tantos cambios bruscos en su vida, pero eso depende de cada quien.
¿Pone condiciones a sus dirigidos? ¿Qué no toleraría de un jugador?
Hay algunas reglas escritas y no escritas que se deben cumplir. Este es un deporte de equipo y como tal tienen que poner todo su talento al servicio del equipo.
Cambiando de tema, ¿cómo se decide a ser entrenador?
Siempre me gusta decir que tuve las condiciones de un jugador normal, no de una súper estrella. Eso me dio la capacidad de análisis cuando jugaba. Al ser un jugador normal, estaba pendiente de lo que necesitaba tácticamente para resolver algunas situaciones de falencias que podía tener en el juego.
¿A qué técnicos admira?
Tuve la fortuna de tener técnicos importantes que me formaron, como César Luis Menotti, Daniel Passarella, Edgardo Luján Manera, entre otros. De los actuales, me encanta Guardiola, pero también muchas cosas de Simeone, Klopp, Del Bosque, Ancelotti y lo que ha hecho Gareca en el Perú.