André Agurto
Ángela Perdomo es colombiana y vive en el Perú desde hace poco más de siete años. Llegó al país para liderar la empresa familiar P.A. Asociados, dedicada a la construcción, ingeniería e infraestructura de obras. “Todos en mi familia son ingenieros. Al inicio quise seguir ese camino, pero me llamó la atención el tema de la política”, afirma la ejecutiva, que se graduó en Ciencias Políticas.
¿Cómo nace el interés en esa carrera?
Siempre quise ser alcaldesa de mi ciudad. Pero a veces las oportunidades no se dan o tal vez no las busqué. Me fui enfocando en otro tipo de negocios y luego empiezo a trabajar en la empresa de mi hermano.
¿De igual forma pone en práctica lo aprendido en su carrera?
Como gerente hay mucho de relacionamiento, de estrategia y sobre todo negociación. Trabajo con muchos ingenieros, a quienes respeto y admiro. Ellos son la parte técnica y yo la parte comercial y negociadora.
¿Pero no cierra las puertas a la política?
Creo que salirme del sector privado es muy difícil. La política es algo que todavía me apasiona, pero desafortunadamente en muchos casos no es lo que debe ser. A mí me gusta servir a los demás, pensar en políticas públicas justas que en la práctica no se dan. Siento que desde el ámbito privado estoy apoyando y me encanta.
Pasando a otro tema, ¿cómo impactó la pandemia en su empresa?
Durante cuatro meses no operamos. Nosotros no podemos trabajar de manera remota desde casa. Hemos regresado al trabajo presencial desde el 8 de junio. Incluso antes de iniciar obras yo ya estaba en la oficina. Siempre he creído que la cabeza tiene que dar el ejemplo.
Han sido momentos duros…
Sí. Antes de la pandemia teníamos 2,050 trabajadores. Pero hemos logrado no solo mantener, sino tener incluso tener más personal, superando retos muy difíciles. Sin embargo, cuatro personas de la compañía fallecieron producto del covid y también familiares cercanos de los colaboradores.
¿Qué papel juega el gerente general en estas circunstancias?
Este año nos ha dejado a todos lecciones bastante difíciles. Con una nómina tan grande y siendo responsable de tantas familias, hubo momentos en que más que una gerente me sentí como una sicóloga, porque cada familia vivía un duelo diferente, a su manera.
Lleva siete años en el Perú. ¿Qué fue lo más difícil al llegar aquí?
Lo más difícil fue no conocer a nadie. Además, es un rubro en el que no están acostumbrados a que sea una mujer, y sobre todo extranjera, quien los lidere. Con mis clientes también había barreras de entrada. Algunos pensaban que era un reto que no podía cumplir por el género, por la juventud (tenía 28 años en ese momento) y por el desconocimiento mismo del país.
¿Hay más mujeres en su empresa?
Tengo un equipo humano donde hay varias mujeres en puestos clave. No en la mayoría como uno quisiera, pero hay las oportunidades.
Por último, ¿qué disfruta hacer cuando no está trabajando?
Me encanta viajar. Mi meta cuando era universitaria era querer conocer 30 países antes de los 30 años. Lo cumplí y me sigue gustando viajar mucho.
¿Qué le falta conocer?
Ahora que uno valora más la libertad que creía que nunca iba a perder, me gustaría ir a la India. Quiero también ir al DF y a Japón.