EFE.- Amigos del nobel de la Paz chino, Liu Xiaobo, temen que las autoridades hagan "desaparecer" a su viuda, la poetisa y fotógrafa Liu Xia, para evitar que hable sobre lo ocurrido con su marido, fallecido bajo custodia el jueves pasado por un cáncer en fase terminal diagnosticado hace menos de dos meses.
El sábado, las autoridades difundieron imágenes del funeral de Liu Xiaobo en las que se pudo ver a Liu Xia por primera vez desde que su marido falleció, en un estado muy frágil teniendo que ser sujetada por otros y ante la atenta mirada de las fuerzas de seguridad, que controlaron la última despedida al nobel.
"Estamos muy preocupados por que lleven a Liu Xia a algún lugar desconocido, argumentando que tiene que descansar", manifestó hoy en declaraciones a Efe el activista Hu Jia, quien, desde que muriera su amigo Liu, ha tratado de contactar con su mujer, sin éxito.
Como él, otros allegados de la pareja siguen intentando hablar con Liu Xia para saber cómo está, sin lograrlo, por lo que crecen sus temores sobre el frágil estado de salud de la viuda, que ya sufría depresión y otras dolencias por el arresto domiciliario al que ha estado sometida los últimos siete años sin haber sido acusada de algún delito.
"Ni sus propios familiares pueden contactarle, ni a ella ni a (su hermano) Liu Hui", lamenta en declaraciones a Efe el escritor y amigo de la familia Zhao Hui.
Autoridades locales de la ciudad donde falleció el nobel, Shenyang, aseguraron ayer a preguntas de los periodistas que Liu Xia "es libre", pero señalaron que ahora mismo está muy afectada por la muerte de su marido e instaron a respetar "su derecho a no ser molestada".
No obstante, sus más cercanos refutan la versión oficial y dudan de que Liu Xia tenga libertad de movimientos, sobre todo después de que ayer no se les permitiera asistir al funeral orquestado por el Gobierno antes de que se incinerara el cuerpo del nobel y se aventaran sus restos en el mar.
Las autoridades aseguraron que la ceremonia se celebró con la familia y "amigos cercanos" de Liu, si bien ninguno de los allegados contactados por Efe pudieron reconocer a las personas que aparecían frente a la familia en las fotografías difundidas, y algunos periodistas extranjeros les identificaron como miembros de las fuerzas de seguridad.
El círculo de amistades del nobel y de su mujer también se mostró seguro de que el régimen había forzado a la familia a esparcir los restos del nobel en el mar, para así evitar tener una tumba donde recordar su lucha por la democracia y la libertad.