La población mundial sigue una tendencia de crecimiento irreversible y las grandes metrópolis son las primeras en traslucir las consecuencias de espacios abarrotados, donde la alta demanda produce incluso escasez de alimentos.
Frente a esta situación, la popularidad de los invernaderos verticales ha sido creciente, convirtiéndose en una propuesta prometedora capaz de combatir un problema que a futuro será global.
Los invernaderos verticales requieren de menos agua, menos fertilizantes y menos insecticidas. Además, no necesitan tierras de manera que pueden situarse cualquier emplazamiento incluyendo el centro de la ciudad.
El continente asiático, que alberga las ciudades más sobrepobladas del mundo, ya viene experimentando con este tipo de cultivos desde hace años. No solo se producen vegetales sino también proteínas, como insectos.
Otra ventaja de los invernaderos verticales es que solo requieren de un espacio reducido. Por ejemplo, para producir un kilo de insectos solo se necesitan de 15 m² , mientras que el ganado requiere de 250 m², un espacio 17 veces mayor. Lo mismo ocurre en la eficiencia del uso del agua.
En un plazo de 20 años, en el que se prevé que habrán 9,000 millones de personas que vivirán en la Tierra, es preciso evaluar nuevas opciones para hacer frente al desafío de la escasez de recursos y la sobrepoblación.
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