Nuevos métodos y propaganda clásica se mezclan en el torrente de desinformación impulsado por Rusia para justificar su invasión de Ucrania, con el uso de verificaciones engañosas y la creación de perfiles falsos en las redes sociales mejorados gracias a la inteligencia artificial.
La crisis ucraniana ha creado un flujo constante de falsedades que se incrementó de forma masiva a partir de la invasión.
Gran parte de ese aluvión desinformativo es impulsado por el Gobierno ruso, que llega a utilizar cuentas institucionales en las redes sociales para difundir mensajes falsos que apoyen la versión oficial del Kremlin.
Con ese objetivo, Rusia utiliza técnicas sofisticadas de viralización para divulgar un discurso clásico de propaganda, como han podido constatar investigadores académicos y expertos consultados por EFE.
Falsas verificaciones, un segundo nivel de desinformación
Ejemplo de ello son publicaciones de la Embajada de Rusia en España desmentidas por EFE Verifica, el servicio de verificación de EFE.
Una de ellas, eliminada por Twitter por infringir sus normas de uso, calificaba de “fake news” (noticias falsas) de los medios occidentales que niños, madres y médicos hubieran sido atacados en el bombardeo del hospital materno-infantil de Mariúpol.
Este tipo de prácticas han sido puestas al descubierto por una investigación del Media Forensics Hub de la Universidad de Clemson (Carolina del Sur, Estados Unidos) en colaboración con el medio de comunicación ProPublica.
En ese estudio se identificaron más de una docena de videos creados para refutar supuestos contenidos engañosos ucranianos que no se habían producido y que se grabaron al mismo tiempo que sus falsas verificaciones.
Se trata de “un segundo nivel de desinformación” en “esta guerra híbrida” (la estrategia que combina la fuerza militar con armas no convencionales), en palabras de la científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC español, Astrid Wagner.
“Esto tiene mucho parecido con técnicas clásicas de propaganda en la que un aspecto importante es estilizarse como víctima”, comenta a EFE Wagner, quien ilustra su explicación con ejemplos de mensajes antisemitas empleados por los nazis para responsabilizar a los judíos del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Técnicas de manipulación potenciadas con inteligencia artificial
Entre estos modernos métodos también se encuentra la utilización de la inteligencia artificial para crear rostros con completa apariencia humana que no se corresponden con ninguna persona real.
Las imágenes fueron utilizadas para dotar de mayor credibilidad a perfiles falsos en redes sociales destinados a propagar mensajes antiucranianos en dos operaciones con conexiones con Rusia y Bielorrusia, canceladas por Facebook y Twitter a finales de febrero, como informó la televisión estadounidense NBC.
Estas cuentas ya habían sido empleadas para desinformar sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos y la pandemia.
El uso de perfiles artificiales en redes sociales con un carácter polemista -trols- o automatizados por medio de programas informáticos -bots- es una técnica habitual en estrategias de manipulación que simulan debates inexistentes para influir en la opinión pública y medios de comunicación.
En este contexto, periodistas de EFE han recibido mensajes de Telegram y WhatsApp con desinformación, procedentes de fuentes institucionales rusas y de perfiles utilizados habitualmente para publicar en Twitter contenidos en favor de las tesis del Kremlin y contra Ucrania.
Mensajes amplificados por la tecnología actual
Los usuarios de estas nuevas técnicas de desinformación cuentan con la ventaja de la velocidad a la que circula la desinformación en una sociedad repleta de cámaras, conexiones y pantallas.
Si en la pandemia los contenidos engañosos tardaban una semana en traspasar fronteras y ser compartidos en distintos países, durante este conflicto las publicaciones falsas en redes sociales se internacionalizan “en una hora”, según explica Noemí Morejón, investigadora del Centro Universitario San Isidoro-Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (sur de España).
Morejón es coautora de un estudio sobre la actuación de los verificadores españoles en esta crisis que se publicará de forma inminente, cuando concluya su revisión académica, en el que se pone de manifiesto que los medios especializados en refutar las falsedades también han mejorado su eficacia por la experiencia adquirida durante la pandemia.
Otro elemento que influye en esta guerra no convencional es la alta capacidad de las fuerzas que lo protagonizan.
Rusia y Ucrania son “dos auténticas potencias” en este ámbito, afirma el director del Máster en Ciberseguridad de la española Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Manuel Sánchez Rubio.
“Estamos hablando de los mejores”, señala Sánchez Rubio, quien dice que, además del conflicto bélico sobre el terreno, “se está librando una guerra en el ciberespacio”.