Los tiempos de espera para las entregas de semiconductores aumentaron ligeramente en marzo y alcanzaron un nuevo máximo, después de que las cuarentenas en China y un terremoto en Japón obstaculizaran aún más el suministro.
Los plazos de entrega (la demora entre el pedido y la entrega de un chip) aumentaron en dos días a 26.6 semanas el mes pasado, según una investigación de Susquehanna Financial Group.
Si bien los usuarios de chips enfrentan tiempos de espera más largos nuevamente, estos están creciendo mucho más lentamente que en el 2021, cuando muchas industrias se vieron obligadas a reducir su producción debido a la falta de componentes críticos.
Los plazos de entrega aumentaron para la mayoría de los tipos de chips, como los de gestión de energía, microcontroladores, analógicos y de memoria, según un informe del analista de Susquehanna Chris Rolland.
La guerra en Ucrania, el COVID-19 en partes de China y un terremoto en Japón “tendrán un impacto a corto plazo en el primer trimestre, pero pueden tener efectos persistentes en la cadena de suministro severamente restringida durante el año”, dijo.
La escasez mundial de semiconductores comenzó en la primera mitad del 2020 debido al aumento en la demanda de tecnología de consumo y vehículos impulsada por la pandemia.
Los productores de semiconductores habían reducido sus inversiones para aumentar la producción de sus fábricas, y la repentina escasez de chips interrumpió la producción de todo, desde teléfonos inteligentes hasta camionetas.
También contribuyó a la inflación al aumentar los costos de los suministros.
Los ejecutivos de la industria de chips advirtieron que algunos clientes tendrán dificultades para obtener suficientes suministros hasta el 2023. Gran parte del aumento masivo en la construcción de nuevas plantas por parte de compañías como Intel Corp. no pondrá la producción en línea antes de próximo año.