Veintidós años han pasado desde que el primer teléfono inteligente hizo su aparición. Y no estamos hablando del iPhone, sino de Simon, un terminal obra de IBM que, además de hacer llamadas, enviaba correos, poseía texto predictivo, tenía programas descargables, entre otros. Costaba 899 dólares, pesaba medio kilo, medía 20 centímetros de largo y apenas tenía una hora de autonomía.
Pero, ¿qué más podría sorprendernos? Revise a continuación, 7 claves del futuro de los teléfonos inteligentes.
El futuro dicta que podremos cargar los teléfonos de forma remota, tal y como funciona el Wi Fi. Cada vez que el usuario entre en un lugar donde exista un transmisor de energía, el teléfono se cargará automáticamente. Compañías como Ossia y Energous están trabajando en esta tecnología que bien podría ser la respuesta a las demandas de un teléfono cuya carga dure más de un día o un día y medio.
En cuanto a los materiales de las baterías, las pilas de ion-litio podrían ser reemplazadas por las de oxígeno-litio, un nuevo compuesto que ya se está empleando para desarrollar nuevos prototipos que brindarían mayor autonomía a los teléfonos, especialmente cuando se ven películas o se ejecutan videojuegos.
Si bien esta tecnología ya la vimos en teclados bluetooth que se integraban con computadores y dispositivos móviles, la propuesta del Lenovo Smart Cast promete un mejor desempeño en este terreno. Se espera que este modelo esté a la venta durante el curso del 2016.
Ya es posible ver algunos ejemplos de la realidad aumentada en teléfonos Android, pero aún no ha sido implementada en forma global.
En el futuro podremos apuntar la cámara de un teléfono a una calle y recibir automáticamente en la pantalla una serie de datos y reseñas en la pantalla del móvil sobre las tiendas y restaurantes que estén en ese lugar. También podremos apuntar hacia una persona y obtener algunos datos obtenidos a través de Internet: su usuario de Twitter, el enlace de su página de Facebook, su correo, entre otros.
Actualmente ya existen otros sistemas biométricos como el ya conocido lector de huellas. Fujitsu, creador del primer teléfono con escáner de iris, clama que la identificación visual es más precisa y segura que el de huellas, no sólo para identificar al dueño del teléfono, sino también para abrir el correo y aplicaciones o hacer un pago en línea, entre otros.
También se está perfeccionando el reconocimiento de voz con la idea de ahorrarnos tiempo e independizarnos del teclado para manejar nuestro smartphone con mayor fluidez, más allá de lo que hace Siri o el S Voice de Samsung.
5. Diseños más flexibles y nuevos materialesA comienzos del 2015 surgieron los rumores de que Samsung estaba experimentando con pantallas flexibles y plegables para sus próximos terminales, los que supuestamente verían la luz este año.
También han surgido rumores de que en el futuro podremos retirarle la pantalla a un teléfono y usarlo como brazalete o tableta, pero aún no hay prototipos que apoyen esta información.
6. Materiales más resistentes y ligerosPara el futuro del smartphone se están creando materiales más versátiles y resistentes. Entre ellos están los nanotubos de carbono, láminas de grafito enrolladas que podrían ser utilizados para hacer baterías y para producir teléfonos ultra resistentes y ultraligeros.
Pero el material más prometedor es, quizás, el bioplástico, un producto de origen vegetal que dejaría residuos biodegradables. Por ejemplo, el poliácido láctico, que se sintetiza a partir del maíz, sería la respuesta a la disyuntiva de qué está haciendo la tecnología para disminuir su impacto en el medio ambiente.
7. Cámaras que mejoran la imagenRelojes, reproductores mp3 y calculadoras se han sumado rápidamente a la lista de productos extintos gracias a la existencia del teléfono inteligente. A ellos podría sumarse la cámara de fotos.
Si bien no es novedad que el smartphone ha desplazado a la cámara de fotos compacta, los nuevos avances podrían enviar a las cámaras más sofisticadas al baúl de los recuerdos.
Es difícil decir con exactitud cuándo y cuáles de estas tecnologías serán llevadas a la realidad, pero la innovación no se detiene nunca y es muy posible que ocurra mucho antes de lo que creemos. El futuro ya se está programando y es probable que nuevas posibilidades surjan en el camino hacia él.
Diario Financiero – ChileRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)