(Foto: Difusión)
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Los Gobiernos de toda Europa están recurriendo a la tecnología para rastrear la propagación del y vigilar a los ciudadanos en , un método que trata de aprender de los mecanismos aplicados en Asia pero que también pone a prueba las normas de privacidad del continente.

De Helsinki a Madrid, se están desarrollando aplicaciones para que las personas puedan informar de sus síntomas a personal sanitario médico e investigadores, así como para rastrear y mapear la propagación del coronavirus o para asegurar que quienes están en cuarentena permanezcan en sus casas.

Sin embargo, ante los irregulares progresos y la escasa coordinación, los defensores de la privacidad advierten de que hay un sacrificio de ámbitos de la privacidad digital en favor de la salud pública que la regulación de la , el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), trata de evitar.

Tomemos el caso de Polonia: el Gobierno acaba de lanzar una aplicación para llamada Home Quarantine, destinada a los ciudadanos retornados del extranjero a los que desde el 15 de marzo se ha pedido que se pongan en cuarentena durante dos semanas.

Para registrarse en la aplicación, los usuarios tienen que subir sus datos personales y una foto. A continuación se les envía recordatorios por mensaje de texto al que han de responder en un plazo de 20 minutos con un nuevo "selfie", al cual se realiza una comprobación mediante una tecnología de reconocimiento facial, mientras que la localización del envío se contrasta con la dirección postal que consta en el registro.

Kamil Pokora, un jefe de producción que acaba de regresar a Gdansk tras pasar sus vacaciones en Tailandia, dijo que la policía lo ha puesto bajo control de acuerdo con las normas vigentes. Aunque también está utilizando Home Quarantine de forma voluntaria, advierte que no funciona correctamente.

"Tiene muchos errores", dijo Pokora, de 37 años. "Me siguen pidiendo que realice tareas que ni siquiera están incluidas en la aplicación. No es fácil de usar".

La Oficina de Protección de Datos Personales de Polonia, responsable de hacer cumplir el RGPD europea, dijo no haber sido consultada sobre Home Quarantine. El portavoz del organismo, Adam Sanocki, dijo que se analizará su funcionamiento y que, en caso de encontrar irregularidades, se adoptarán medidas para asegurar la protección de los datos personales.

Preguntado sobre las críticas recibidas, el ministerio en materia digital de Polonia dijo que se está controlando el sistema de continuo y que se están introduciendo mejoras cuando se precisan con la ayuda de los comentarios de los usuarios.

El ministro del Interior polaco, Mariusz Kaminski, dijo el miércoles que el Gobierno planea hacer obligatorio el uso de Home Quarantine para todos los que permanezcan en cuarentena.

Al estilo asiático

Home Quarantine adopta el enfoque proactivo y hasta ahora eficaz de Taiwán, que acaba de añadir a su arsenal de control un "muro electrónico" que funciona mediante la geolocalización de los teléfonos móviles para mantener en casa a las personas en situación de riesgo.

Taiwán, que cuenta con unas de las cifras de más bajas de Asia, está exigiendo a las personas llegadas del extranjero que se descarguen un cuestionario y que informen sobre su aeropuerto de procedencia, su historial de viajes en los últimos 14 días y sus síntomas.

Aquellos que son considerados como de bajo riesgo reciben un mensaje de texto en el que se los informa que son libres de viajar. Pero todos aquellos que se considera que presentan algún riesgo deben ponerse en cuarentena durante 14 días, cuyo cumplimiento se garantiza mediante el seguimiento de la localización de sus teléfonos móviles.

En virtud del RGPD, el consentimiento para procesar datos personales sensibles debe otorgarse voluntariamente, fijando numerosas limitaciones para su uso. Por ejemplo, no deben almacenarse indefinidamente ni utilizarse para un fin distinto a aquel para el cual se dio permiso.

Frederike Kaltheuner, una experta en privacidad con sede en Berlín y miembro de la Fundación Mozilla en materia de política tecnológica, dijo que se precisan pruebas inequívocas de que el uso de medidas tecnológicas hace indispensable comprometer la privacidad.

"En otras palabras", dijo Kaltheuner, "necesitamos saber que estas herramientas funcionan realmente".

En Finlandia, el periódico nacional Helsingin Sanomat y el desarrollador de software Futurice están a punto de lanzar un servicio web y móvil para que la ciudadanía informe de sus síntomas respiratorios.

La única información personal que compartirán los usuarios será su edad y su código postal, información que los partidarios de la aplicación dicen que ayudará a trazar el mapa de la propagación de la pandemia. El Gobierno finlandés, aunque lo apoya, aún no ha respaldado oficialmente la iniciativa.

“Ley de espionaje”

En otros lugares los Gobiernos se apresuran a aprobar leyes de emergencia para permitir el uso de datos individuales obtenidos de teléfonos móviles para rastrear los contactos de sus usuarios y hacer cumplir las cuarentenas, incluso cuando todavía no cuentan con la tecnología para hacerlo.

Eslovaquia propuso esta semana una ley temporal que permitiría el seguimiento de los movimientos individuales durante la duración de la pandemia.

Esto representa una enorme violación de los derechos humanos y de las libertades individuales, dijo la ministra de Justicia eslovaca Maria Kolikova en el Parlamento nacional, añadiendo sin embargo que cree que el derecho a la vida tiene un valor absoluto.

El ex primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, calificó la norma como una "ley de espionaje".

Una propuesta del ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, para permitir el rastreo individual de teléfonos móviles sin necesidad de una orden judicial previa fue bloqueada por los socialdemócratas (SPD), el socio de la coalición de Gobierno de la canciller Angela Merkel.

"Esto supondría una profunda intrusión en los derechos civiles", dijo la ministra de Justicia Christine Lambrecht, del SPD.

El principal virólogo de Alemania, Christian Drosten, dijo que el uso de datos sobre la localización individual de las personas para el rastreo de contactos, como se hace en Corea del Sur, tendría que ser respaldado en cualquier caso por equipos sanitarios bien dotados de personal capaces de consultar a un gran número de pacientes de coronavirus y de hacer un seguimiento de las personas que podrían haber estado expuestas a ellos.

Alemania carece de tales recursos, por lo que "para mí, la pregunta de si podemos aprender algo de ellos es un poco inútil", dijo Drosten, director del Instituto de Virología del hospital Charite de Berlín, en un podcast para la radio NDR.

Hackatones, el germen de las iniciativas

Alarmados por el aumento de infecciones y muertes, varios países han puesto en marcha "hackatones", sesiones de lluvia de ideas en las que los desarrolladores de software se unen para buscar nuevas soluciones tecnológicas.

En Italia, el país más afectado por la pandemia en la actualidad, el Gobierno ha apelado a las empresas para que propongan soluciones. Por su parte, el científico de datos Ottavio Crivaro está liderando un llamamiento para que la gente ceda sus datos a fin de trazar el mapa de la pandemia.

Los expertos señalan que algunos de estos problemas ya se han resuelto en otros lugares: Singapur, por ejemplo, ha lanzado la aplicación TraceTogether, que recoge los datos de localización de los teléfonos móviles y los de Bluetooth de usuarios que se prestan como voluntarios para comprobar si han estado cerca de alguien infectado con el coronavirus.

Pero centrarse en las nuevas tecnologías podría restarle valor a respuestas más sencillas.

La India, por ejemplo, permite el uso de tinta indeleble para sellar las manos de las personas en cuarentena, una variación de su sistema para evitar que las personas voten más de una vez en las elecciones.

“A menudo existe una solución tecnológica rudimentaria para estos problemas”, dijo Edin Omanovic, director de promoción de la organización no gubernamental Privacy International. “En lo que respecta a la cuarentena, a veces lo mejor es ir y echar un vistazo”.