¿ Y qué le dirías a alguien que siente que se le fue el momento? Siempre que hay vendimia, hay rebusca. Sí, le diría eso. Siempre que hay vendimia hay rebusca.
La primera vez que escuché esta frase fue en Bodegas Sarmentero, en la Rivera del Duero, y me la dijo la fundadora de la bodega. La circunstancia fue especial porque lamentablemente habíamos llegado un fin de semana después de la vendimia y la uva ya estaba recogida. Al notar mi tristeza me animó a ir a pasear el viñedo diciéndome que siempre que hay vendimia, hay rebusca. Es decir, que aunque parezca que la uva ya está toda recogida, todavía encontrarás buena y suficiente si vas a buscar. Y así fue.
En plena rebusca iba pensando en cuántas veces en la vida damos por sentado que hemos llegado tarde y nos resignamos. Cuántas veces olvidamos la rebusca.
Mi hijo Sergio estudia en la universidad de Exeter y el aeropuerto más cercano está en Bristol. El vuelo suele llegar media hora antes de la salida del último autobus Bristol-Exeter. Pero una vez el avión se atrasó y llegó cuando el autobus ya había partido. Opciones: un taxi, que es un dineral, o dormir en el aeropuerto. Pero, siempre que hay vendimia hay rebusca. Sergio buscó en internet otros autobuses desde otras salidas hasta encontrar uno que desde el centro de la ciudad salía a Éxeter. Apuró y pudo alcanzarlo.
En la serie conocida hay una hermosa escena en la que la “madre putativa” regresa al conservatorio de música para insistir por una audición. Todos los plazos habían vencido. Pero siempre que hay vendimia, hay rebusca. Consigue la audición y queda seleccionado.
Mi querido amigo Leonel siempre quiso tocar el piano y nunca tuvo tiempo. Pero siempre que hay vendimia hay rebusca. Cerca ya de sus 60 años está apuntado a clases de piano. Y vaya que lo toca.
¿Quién no ha llegado corriendo creyendo que ya no llega? ¿Quién no se ha quedado alguna vez en la puerta?. Pero algunos aplicamos la rebusca y otros lo dejamos pasar.
Insistir parece un defecto. Es como saltarte la norma. No respetarla. Y eso muchas veces nos frena. Pero frente al defecto de insistir me gustaría plantear la virtud de persistir. Una vez, Fernando, un jefe al que quiero mucho me dijo que la norma es el límite para el tonto y la referencia para el inteligente. No se trata de incumplir las normas, pero sí saber cuándo las podemos cuestionar porque sea más importante aquello que se está limitando que la norma misma.
Sólo se te ha ido el momento cuando aceptas que se te ha ido. Mientras sigas en la lucha persiguiendo tu objetivo, no has perdido el momento. Los que dicen que ya se pasó el tren, no saben esperar por el siguiente o buscar el destino por otras rutas. Los que creen que ese autobus ya se fue, como los que creen que perdieron la oportunidad sin seguir insistiendo, están condenados a pasar la noche en el aeropuerto de la vida sin llegar a su destino.
Pensar que siempre hay una opción adicional te regala nuevas oportunidades. Cuando creas que has llegado tarde y que se te fue el momento, no olvides que siempre que hay vendimia, hay rebusca.