Especies de ranas endémicas de cautivadora belleza, mamíferos y aves silvestres figuran entre los principales atractivos turísticos del área de conservación de la cordillera Escalera, una zona natural protegida entre los andes y la selva al este de Perú.
Cubierta principalmente de selva tropical, la zona es altamente biodiversa por ser hábitat de especies animales en peligro de extinción, particularmente anfibios.
Una espectacular y pequeña rana transparente, conocida popularmente como “rana de cristal”, White-heart Glassfrog (Hyalinobatrachium carlesvilai), deja ver sus órganos y solo se puede distinguir con linternas o escuchando su canto en medio del espeso follaje. Es una de las más buscadas por los biólogos y observadores internacionales de anfibios.
Según el guía e ingeniero forestal de la zona, Angel Chujutalli, la cereza de la torta en la reserva son las especies de ranas endémicas de ese bosque, como la Ranitomeya variabilis (Zimmerman´s poison frog) y la Ameerega bassleri (Pleasing poison frog).
Aunque no afectan a los humanos, ambas son venenosas, lo que añade más expectativa a la aventura de visitar la zona.
Los anfibios figuran en la Convención sobre comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres, un acuerdo que vela para que el negocio de especímenes no constituya una amenaza para la supervivencia de las especies.
El área de Conservación Regional Cordillera Escalera existe desde el 2005 y tiene una superficie de 149,870 hectáreas. Se ubica en la región San Martín, al noreste de Perú.
También alberga gran cantidad de especies de mamíferos entre los que destaca el otorongo (Panthera onca) y su variante, el evasivo otorongo melánico.
Según Gabriel, un lugareño, “el otorongo te sigue, normalmente, pero no te come”.
En las mañanas, calentando sus alas con los primeros rayos del sol, van apareciendo en el dosel coloridas aves como la Tangara del Paraíso y el endémico picaflor Ermitaño de Koepcke, quien lleva el nombre de la ornitóloga y exploradora alemana María Emilia Ana Koepcke, muerta en un accidente de aviación en la Amazonía peruana en 1971.
La amplia y única diversidad de flora y fauna de la cordillera atrae a biólogos y observadores internacionales de aves y anfibios.
En Perú, San Martín es la región más deforestada desde que se lleva registro detallado, entre el 2001 hasta el 2018. El 26% de sus bosques ha sido talado, unas 436,512 hectáreas, bajo la presión de impulsar la industria de palma aceitera y otros cultivos extensivos que aniquilan la Amazonía.
En la noche, la inconfundible melodía de insectos, aves, anfibios y otros animales nocturnos quiebra el silencio humano de esas horas. Es el momento en que la obscuridad cobra repentino ritmo, dando paso a la vida silvestre.