El exministro de Salud Víctor Zamora cuestionó la credibilidad de los funcionarios que recibieron la vacuna contra el COVID-19. (Foto: GEC)
El exministro de Salud Víctor Zamora cuestionó la credibilidad de los funcionarios que recibieron la vacuna contra el COVID-19. (Foto: GEC)

El exministro de Salud, Víctor Zamora, expresó su profunda decepción por la inoculación del expresidente Martín Vizcarra con la vacuna contra el coronavirus (COVID-19) y consideró que, en cualquier circunstancia, el comportamiento del exmandatario “deja mucho que desear frente al pueblo peruano”.

“El presidente Vizcarra con mayor razón. En lo personal me siento profundamente decepcionado, ya sea porque participó como miembro de los 12 mil voluntarios y peor si lo ha recibido por fuera”, aseguró en diálogo con América Noticias.

Asimismo, cuestionó la credibilidad de otros funcionarios que recibieron alguna de las 3.200 dosis de vacuna contra el COVID-19 de Sinopharm destinadas para el equipo de investigación del estudio clínico que se llevaba en el país.

“Creo que la credibilidad de todos los que están involucrados en este penoso proceso está en tela de juicio, no se puede creer en ninguno de ellos y está bien que se haya creado una comisión para que se investigue a profundidad”, indicó.

Zamora refirió también que mientras se investiga, “no queda la menor duda” de la participación de los viceministros del sector salud, así como de la excanciller Elizabeth Astete, lo que -consideró- “daña” la salud pública.

“Mientras se averigua, no queda la menor duda del involucramiento de los viceministros, de la ministra de Relaciones Exteriores. Los viceministros, a su vez, han manchado con su versión a través del ministro Ugarte, la credibilidad de la doctora Mazzetti, la propia credibilidad de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y del jefe de la investigación, el doctor [Germán] Málaga. Es un evento que daña profundamente la salud pública, la institucionalidad del Minsa”, destacó.

Finalmente dijo sentir “una mezcla de indignación, decepción, rabia” tras la confesión de funcionarios de haber sido vacunados y precisó que esto no solo tiene implicancias éticas y morales, sino también penales.

“Es una mezcla de indignación, decepción, rabia, frente a una situación de ver a un funcionario público usando el cargo que se les ha dado para beneficio personal. No solo tiene implicancias éticas, morales, sino también penales en este caso y es una indignación también porque son inaceptables los argumentos que se utilizan”, sostuvo.

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