Bloomberg.- El lema de campaña de , "Make America Great Again" (Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande) se convertirá en el motor del gobierno federal cuando el multimillonario desarrollador inmobiliario jure como presidente. ¿Pero cómo sabremos qué tan grande se vuelve el país?

Los siguientes son los diez mejores indicadores para evaluar el impacto de las políticas de en los próximos cuatro años y determinar si la economía está a la altura de sus promesas electorales.

Más allá del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) y de cifras más conocidas como los salarios y el déficit comercial, vale la pena observar otras mediciones como el ritmo de la creación de empresas y el porcentaje de trabajadores de la principal franja etaria en la fuerza laboral.

Hemos incorporado los pronósticos del economista jefe de Bloomberg Intelligence para los Estados Unidos, Carl Riccadonna, y hemos dividido los indicadores en tres grupos: los que más probabilidades tienen de mejorar, los que se mantendrán más o menos igual y las cifras que probablemente vayan en mala dirección.

1 Bajas probabilidades de éxito. Es probable que estos indicadores vayan en la mala dirección pese a los cambios de políticas que salgan del Congreso y del gobierno de .

- Es probable que los empleos fabriles no regresen

consiguió parte de su mayor base de apoyo en el Rust Belt y otras de las zonas más golpeadas por la declinación fabril estadounidense en las últimas décadas.

Si bien los empleos manufactureros han experimentado cierta recuperación desde la recesión, el presidente electo ha prometido hacer más.

Pero es improbable que regresen los puestos que se han automatizado o que se ha trasladado al exterior. Por otra parte, en la industria manufacturera los trabajadores necesitan más habilidades que antes, de modo que sería necesario reforzar los programas de capacitación y la educación en CTIM.

Más aún, si la economía sigue mejorando y el dólar se fortalece, eso encarecería las exportaciones estadounidenses y se sumaría a los obstáculos que enfrentarían las fábricas de los Estados Unidos.

- Reducir el déficit comercial va a ser difícil

ha dicho una y otra vez que el déficit comercial de US$ 500,000 millones es un indicio de que China y México les han arrebatado empleos a los trabajadores estadounidenses.

Ha prometido que reducirá esa brecha y ha amenazado con imponer aranceles que encarecerían las importaciones, lo cual también afectaría las ganancias de las empresas, aceleraría la inflación y desaceleraría el crecimiento de los estados Unidos.

Todo eso se sumaría a probables batallas judiciales y a represalias de otros países, una llamada guerra comercial que costaría millones de empleos a los estadounidenses. Pero hay que considerar otra hipótesis: la política comercial de resulta benigna y la economía de los Estados Unidos sigue mejorando.

El dólar sigue sube. Eso encarecerá las exportaciones y abaratará aún más las importaciones, lo cual probablemente aumente el déficit comercial.

- ¿La brecha fiscal se convierte en superávit? Olvídenlo

Engrosar la cuenta del Tío Sam se ha convertido en una práctica habitual en los Estados Unidos, y una población que envejece y un fuerte gasto en defensa han hecho casi imposible que los presidentes puedan reducir las cuentas de forma sustancial. Si bien el déficit se había venido reduciendo desde que terminó la recesión, en el año fiscal 2016 aumentó a 3.1% del PBI.

Ahora que quien alguna vez se proclamó "rey de la deuda" promete grandes rebajas de impuestos e inversión en infraestructura, todo apunta a una ampliación de la brecha.

2 Salir del paso Indicadores de que las políticas de Trump podrían encontrar cierta tracción o por lo menos contribuir a que las cosas sigan como están.

- El crecimiento económico recibirá un impulso, pero no suficiente para satisfacer a Trump

Conseguir que el crecimiento llegue al objetivo de de por lo menos 3% a 4% no va a ser fácil, pero no es por completo imposible. Si bien el crecimiento del tercer trimestre fue de 3.5%, los economistas aún no están convencidos de que se mantendrá en ese nivel en los próximos años.

La expansión ha estado por encima de 2% desde que finalizó la recesión en el 2009 y no ha superado el 3% anual desde el 2005. Impulsar el crecimiento del PBI dependerá de cuánto estímulo proporcione y con qué rapidez, así como de políticas como la flexibilización de las regulaciones. Sus amenazas contra el comercio también podrían constituir un revés.

- La cantidad de estadounidenses que viven en la pobreza no se reducirá mucho

Siete años de crecimiento económico contribuyeron a reducir el porcentaje de estadounidenses que vive en la pobreza, cantidad que aumentó mucho en el 2010, luego de la crisis financiera. Pero el 13.5% del 2015 sigue estando por encima del 11.3% alcanzado en el 2000, si bien está más cerca del promedio de los últimos 40 años.

Una economía que mejora es un factor que puede hacer que ese porcentaje decline. El grado en que decline será un indicador clave de si las políticas de generan mejoras en todo el espectro de ingresos o contribuyen a profundizar la desigualdad.

Un problema es que en los últimos 15 años la pobreza se ha concentrado más en determinados barrios en lugar de extenderse de forma pareja, lo que hace que sea aún más difícil ascender en la escala económica, según un estudio de la Brookings Institution.

- El ritmo de creación de empresas podría experimentar un leve aumento

El establecimiento de nuevas empresas es una fuente vital de crecimiento para la economía y servirá como un indicador más de las políticas económica, fiscal y regulatoria de .

No fue sino hasta el tercer trimestre del 2010, más de un año después de iniciada la actual expansión, que la creación de nuevas empresas superó la cantidad de compañías que cerraban sus puertas para siempre. El ritmo ha aumentado, pero sigue siendo más lento que en los años anteriores a la última recesión.

En momentos en que las pequeñas empresas se quejan cada vez más de la burocracia estatal, el plan de de reducir la regulación podría sembrar las semillas de una mayor creación de compañías, pero no hay que esperar un ritmo vertiginoso.

- Es probable que los empleos de jornada completa sigan siendo esquivos

ha destacado la cantidad de personas que trabajan media jornada en la economía estadounidense y ha dicho que "demasiada gente" trabaja en puestos para los que está sobrecalificada y mal paga.

Si bien el porcentaje de trabajadores de tiempo completo en la fuerza laboral permanece por debajo del nivel anterior a la recesión, ha recuperado la mayor parte del terreno perdido durante la crisis.

Pero no ha crecido mucho en los últimos dos años pese a la situación más ajustada del mercado laboral. Algunos economistas opinan que la economía de los pequeños encargos es el motor del trabajo de media jornada.

Otros consideran que en el mercado laboral hay un cambio más vasto que deja a muchos trabajadores con jornadas laborales más cortas, salarios más bajos y menos beneficios.

3 Grandes probabilidades de éxito Indicadores en los que es probable que la economía de Trump presente mejoras entre modestas y fuertes

- Las grandes y pequeñas empresas de los Estados Unidos volverán a gastar

Durante los dos últimos años, las compañías estadounidenses se han restringido. Han postergado o abandonado los planes de gasto en equipamiento y fábricas por una serie de razones, entre ellas el modesto crecimiento económico, el derrumbe del sector de energía y la debilidad de los mercados de exportación.

La inversión fija de las empresas ha subido un promedio de 4.3% durante la expansión actual, menos que el 6.3% de los cinco años anteriores a la recesión de 2007-2009.

La concentración de en reducir las regulaciones y los impuestos ha generado cierta reanimación en la comunidad empresarial, un contexto más positivo para la inversión. La recuperación del sector petrolero también será positiva.

- Los salarios de los estadounidenses aumentarán y mejorarán

Los aumentos salariales han llegado muy tarde a la fiesta de la expansión, lo que alimenta un debate respecto de cuánto más pueden subir los sueldos y que contribuiría a ello. El pago promedio por hora subió 2.9% respecto del año pasado, más que el promedio de 2.1% desde el fin de la última crisis en junio del 2009.

Los salarios podrían subir aún más, dado que el índice de desempleo está cerca del nivel más bajo en nueve años y la creación de nuevos empleos se acerca a un alto nivel récord. Eso hace que los empleadores se vean obligados a aumentar los sueldos para atraer personal y conservarlo.

Al asumir que las políticas de impulsarán el crecimiento, tendrán que pagar aún más, si bien el incremento podría moderarse si quienes han salido de la fuerza de trabajo deciden reincorporarse.