Redacción Gestión

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Dos mujeres jóvenes participaron del ritual en el que el lavó y besó los pies a 12 personas durante la tradicional ceremonia con que la conmemora el , en la primera vez en la historia que un pontífice incluye a mujeres en el ritual.

Además, el rito fue realizado de forma inédita en un correccional de menores en Roma en lugar de las clásicas basílicas que han empleado habitualmente los antecesores de Francisco.

El Papa viajó al instituto de menores Casal del Marmo en las afueras de Roma para la tradicional misa, que conmemora el gesto de humildad de Jesús hacia sus apóstoles la noche antes de morir.

La ceremonia tradicionalmente se ha limitado a los hombres porque según los Evangelios todos los apóstoles de Jesús eran varones. El portavoz del Vaticano dijo que dos de las 12 personas a las que Francisco lavó los pies eran presos musulmanes.

Si bien el ex cardenal argentino incluyó a mujeres en el ritual cuando se desempeñaba como arzobispo de Buenos Aires, ésta fue la primera vez que la participación femenina tuvo lugar en una ceremonia papal de Jueves Santo.

Haber llevado la ceremonia a un correccional de menores también fue un hecho papal inédito llevado adelante por Francisco, quien al ser elegido hace apenas dos semanas dijo que quería estar más cerca de aquellos que sufren.

Todos los papas de los que se tenga memoria han realizado el ritual del Jueves Santo en las basílicas de San Pedro o de San Juan Letrán, que es la catedral que le corresponde al Sumo Pontífice como obispo de Roma.

En una breve homilía sin apuntes escritos, el Papa le dijo a los jóvenes detenidos que todos, incluido él, tenían que estar al servicio de los demás.

"Es un ejemplo del Señor. Él fue el más importante, pero lavó los pies de otros. Los más importantes deben estar al servicio de los demás", dijo Francisco.

En una en la mañana de hoy, que marcó el inicio del ajetreado cronograma de Semana Santa, el flamante Papa instó a los sacerdotes católicos a dedicarse a ayudar a los pobres y a quienes sufren en lugar de preocuparse por sus carreras como "gerentes" de la Iglesia.

La homilía de Francisco en su primera celebración del Jueves Santo como líder de la Iglesia Católica Romana fue la señal más reciente, desde su sorpresiva elección hace dos semanas, de su determinación para que la iglesia de 1.200 millones de miembros se acerque más a los pobres.

"Tenemos que salir, entonces para experimentar nuestra propia unción (como sacerdotes) a las periferias donde hay sufrimiento, derramamiento de sangre, ceguera (…) y prisioneros esclavizados por muchos demonios", dijo durante una misa en la Basílica de San Pedro.