Redacción Gestión

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Londres (AP).- fue enterrada hoy en una elegante ceremonia con la que los británicos hicieron una pausa para recordar a una líder que transformó el país.

Himnos, versículos bíblicos y afectuosos recuerdos resonaron bajo el domo de la catedral de San Pablo, donde 2,300 parientes, amigos, colegas y dignatarios participaron en el funeral de la única primera ministra en la historia de Gran Bretaña.

La reina Isabel II, el primer ministro y otros ex primeros ministros, así como representantes de 170 países, estaban entre los dolientes que atestaban la catedral, donde el obispo de Londres, Richard Chartres, hizo referencia a los fuertes sentimientos que aún genera la ex primera ministra 23 años después de que dejó el cargo.

"La tormenta de opiniones conflictivas se centra en la señora Thatcher, que se convirtió en una figura simbólica", afirmó. "Debe ser muy difícil para esos miembros de su familia y para los que estaban muy vinculados con ella reconocer a la esposa, la madre y la abuela en la figura mitológica".

"Hay un lugar importante para debatir políticas y legados… pero hoy aquí no es ni el tiempo ni el lugar (adecuado) para hacerlo", agregó.

Más de 700 soldados, marineros y personal de la fuerza aérea formaron una valla a lo largo de la ruta hasta la catedral, al tiempo que unos 4,000 policías estaban en servicio.

Pero aunque miles de partidarios y un número menor de disidentes intercambiaron gritos y argumentos, no hubo problemas graves. La policía dijo que no hubo arrestos, y los únicos artículos arrojados al cortejo fueron flores.

Antes del servicio fúnebre, el ataúd de Thatcher fue trasladado en automóvil desde el Parlamento hasta la iglesia de San Clemente Danés, aproximadamente a 800 metros (media milla) de la catedral, para que se efectuaran oraciones.

A partir de allí el féretro —cubierto con una bandera de Gran Bretaña, rosas blancas y una nota de sus hijos— fue trasladado a la catedral en una carroza tirada por seis caballos negros.

Entre los dignatarios estadounidenses presentes estuvieron el ex secretario de Estado Henry Kissinger y el ex vicepresidente Dick Cheney. Algunas figuras notables de la época de Thatcher que acudieron fueron F.W. de Klerk, el último líder sudafricano de la época del apartheid; el ex presidente polaco Lech Walesa y el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney.

La embajadora argentina Alicia Castro rechazó la invitación debido a que ambos países siguen distanciados por la Guerra de las Islas Malvinas de 1982 (Falklands para los británicos), de las que ambos gobiernos se disputan la soberanía.

La mujer apodada la Dama de Hierro trajo grandes cambios a Gran Bretaña durante sus 11 años al frente del gobierno, incluida la privatización de algunas industrias del estado y la guerra con Argentina. Murió el 8 de abril de los 87 años.