El plan de salida solo aplicaría a las empresas formales, ya que el mercado informal parece haberse activado por su cuenta, ignorando ampliamente las prohibiciones que técnicamente aún rigen en las grandes ciudades. (Foto: Gonzalo Córdova)
El plan de salida solo aplicaría a las empresas formales, ya que el mercado informal parece haberse activado por su cuenta, ignorando ampliamente las prohibiciones que técnicamente aún rigen en las grandes ciudades. (Foto: Gonzalo Córdova)

El Gobierno peruano se enfrenta a la urgencia de reabrir su economía, programada para hacerse en forma gradual a partir del lunes, ante la inminencia de su colapso total tras casi dos meses de cuarentena por el Covid-19, pero con la curva de contagios aún en ascenso al pasar los 58,000 casos.

El presidente Martín Vizcarra tomó con coraje el combate a la pandemia y decretó la cuarentena a partir del 16 de marzo, diez días después del primer enfermo en Lima, con la expectativa de disminuir la velocidad del contagio.

En ese momento, los hospitales y clínicas peruanas sólo contaban con 100 camas para atender a pacientes graves en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), la única alternativa de supervivencia para los enfermos del coronavirus SARS-CoV-2 en su etapa más crítica.

Rompe la alcancía

Los ahorros fiscales de los últimos 20 años fueron destinados entonces a inyectar un salvataje para el débil sistema de salud con más de S/ 2,600 millones (US$ 764 millones), pero a la par se necesitó asegurar que la población pudiera quedarse en casa, sin trabajar por varias semanas, y que las empresas sobrevivieran a la paralización.

La ministra de Economía, María Antonieta Alva, anunció un plan que comprometía el 12% del Producto Bruto Interno (PBI), de los cuales un 8.8% se distribuyó en abril por más de S/ 67,000 millones (US$ 19,700 millones) para entregar bonos a las familias más pobres, subsidios de sueldos, alivios tributarios y garantías para que las empresas accedan a líneas de crédito favorables.

Todo parecía funcionar de acuerdo al plan, pero el Ejecutivo perdió de vista que el 73% de la Población Económicamente Activa (PEA) de Perú es informal, vive de lo que gana al día, y extender la cuarentena en dos ocasiones hasta el 10 de mayo, ha sido mucho para resistir la pandemia.

Debacle del empleo y PBI

Más de 200,000 trabajadores perdieron sus puestos de trabajo en marzo especialmente en microempresas, que representan el grueso del mercado laboral, en servicios, comercio y manufactura, de acuerdo a la Encuesta Permanente de Empleo (EPE).

Perú puede haber perdido 2.5% de su PBI por cada mes que ha pasado en cuarentena debido precisamente a su muy alta informalidad y, al final del año, habrá soportado una caída de al menos 3.8% en su economía, según los estimados de la firma Credicorp Capital.

Otras consultoras económicas como Maximixe proyectan que la caída del PBI peruano en su peor escenario puede alcanzar el 14%, pero con un fuerte rebote positivo en el 2021.

Los migrantes que viven en las ciudades perdieron sus ingresos, dejaron de pagar rentas y más de 14,000 retornaron a sus regiones de origen, pero otros 200,000 esperan hacer lo mismo lo más pronto posible, según indicó la ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz.

Las ciudades con más alto número de contagios como Lambayeque, Iquitos y Piura, además de Lima, tienen de vuelta en sus calles al comercio ambulatorio y la circulación de motos y buses, a pesar de su prohibición, mientras se hace más evidente el colapso de los servicios de emergencia.

Reapertura a la carrera

"Como que todo le está saliendo mal al gobierno y como que no tiene otra escapatoria que dar el reinicio de actividades", comentó el presidente ejecutivo de Maximixe, Jorge Chávez.

A pesar de que la curva de contagios sigue al alza y hospitales como los de Iquitos se han quedado sin oxígeno para atender a los enfermos, el Ejecutivo prepara el plan de reanudación de actividades económicas desde el 11 de mayo para la minería, construcción, comercio electrónico y comida a domicilio, entre otras, que sigan con un estricto protocolo de sanidad y seguridad.

"Van a comenzar a salir poco a poco las actividades que puedan, pero tampoco puede decir (el gobierno) que extendemos la cuarentena porque la gente puede salir a hacer saqueos", advirtió Chávez.

El plan de salida solo aplicaría a las empresas formales, ya que el mercado informal parece haberse activado por su cuenta, ignorando ampliamente las prohibiciones que técnicamente aún rigen en las grandes ciudades.

El economista señaló que han habido "errores garrafales" en la estrategia del Ejecutivo como el de establecer el inicio del toque de queda a una hora muy temprana, 18.00 horas en Lima y 16.00 horas en otras ciudades, porque "eso va a generar más aglutinamiento y más colas" en los mercados y bancos durante los horarios permitidos.

Salvar a pymes

Además, Chávez opinó que "ayudaría mucho que el gobierno hiciera un mea culpa" y reconociera que se ha "equivocado en este paquete Reactiva Perú (dirigido a la gran empresa) que son S/ 30,000 millones (US$ 8,800 millones) que se están yendo por ahí".

El analista explicó que Reactiva Perú está dirigido más que nada a empresas grandes, que no necesitan de la ayuda estatal en estos momentos porque tienen sus propias garantías.

En su lugar, afirmó que esa ayuda debería destinarse "a la pequeña y microempresa, que no tienen ninguna ayuda ahorita, porque el programa (de créditos) dedicado a las pyme es de S/ 4,000 millones (US$ 1,170 millones) que no es nada".

El Gobierno debió “hacer un inventario de las empresas y darles a todas las que están mal para evitar la ruptura de la cadena de pagos, que ya se está rompiendo por abajo”, expresó.