Según información del Programa Nacional de Conservación de Bosques, desde el año 2001 al 2019, se han perdido un total acumulado de 2′433,314 ha de bosques; el último año (2019) la pérdida registrada fue de 148,426 ha (6,340 ha menos que el año 2018), mostrándose una tendencia a la baja los últimos tres años, reportó la asociación Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR).
Agregó que similar retroceso en lo referido a la reducción de la pérdida de bosques se presenta a nivel global. Según información de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 (FRA, por sus siglas en ingles) en América del Sur se tuvo una pérdida anual neta de bosques de 2.6 millones de hectáreas entre 2010-2020, lo que significa una reducción, aproximadamente, del 50% de la tasa en comparación al anterior decenio (2000-2010).
“Ante este panorama, los esfuerzos que se requieren hoy en día no solo deben ir hacia la reducción de la pérdida de bosques, sino también a revertir la degradación de los mismos; pues un bosque degradado no funciona bien, reduciendo los servicios que brinda, poniéndose incluso en riesgo su permanencia”, consideró Isabel Gonzales Icaza, Coordinadora del Programa Cambio Climático y Bosques de la asociación Derecho, Ambiente y Recursos Naturales de DAR.
PANORAMA LOCAL
Desde el 2015 el Perú cuenta con una legislación forestal (Ley N° 29763 y sus reglamentos) que pasó por un extenso proceso de participación ciudadana y consulta previa, y si bien se incorporan algunos elementos importantes para fortalecer la institucionalidad forestal, el acceso ordenado al bosque y la promoción del manejo forestal comunitario, según la especialista de DAR, “en la práctica, muchos de estos elementos tienen avances limitados, requiriéndose redoblar los esfuerzos en adelante”.
Asimismo, el 2017 se conformó el Consejo Directivo (CD) del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), que constituye su órgano máximo, responsable de establecer los objetivos, la política y la dirección institucional del sector. No obstante, la especialista mostró su preocupación pues el año 2020 fue removido su director ejecutivo “de forma unilateral y arbitraria”.
“Lo que sucedió fue un quiebre de su institucionalidad. Es a partir de ahí que se planteó la necesidad de contar con una norma que especifique las causales de remoción para el director ejecutivo del Serfor, de modo que ello no se haga de forma discrecional; confiriendo así la garantía y estabilidad indispensables para reforzar la institucionalidad del sector forestal peruano”, apuntó Gonzales Icaza.
ZONIFICACIÓN Y ORDENAMIENTO
La zonificación y ordenamiento forestal orientan el uso adecuado de los recursos del bosque, acorde a sus características y capacidades. Esta herramienta permite prevenir y/o controlar el cambio de uso del suelo sobre los bosques, principal causante de los gases de efecto invernadero en el país.
La zonificación forestal se basa en criterios técnicos, siendo los gobiernos regionales los encargados de su elaboración e implementación; el Serfor, el encargado de brindar los lineamientos técnicos y el monitoreo de su cumplimiento, una vez aprobado; y el Ministerio del Ambiente, de aprobarla.
“Pese a su importancia, a la fecha, solo la región San Martín ha culminado su proceso de zonificación forestal en el año 2020. En el caso de las regiones de Loreto y Ucayali, que concentran las superficies más grandes de bosques tropicales en el país y también tendencias crecientes de pérdida de bosques, aún cuentan con pocos avances en su zonificación forestal”, afirmó la especialista.
En opinión de Gonzales Icaza, también es importante concentrar los esfuerzos es el fortalecimiento del manejo forestal comunitario, pues este es reconocido como una opción estratégica para conservar, manejar y usar sosteniblemente los recursos del bosque; en especial para mejorar las condiciones de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades que viven cerca de los bosques.
“Si bien no debemos dejar de reconocer los esfuerzos por reducir la pérdida de bosques y promover su gestión sostenible en el año del Bicentenario, el fortalecimiento de la gestión de los bosques todavía sigue siendo un tema que tiene muchísimos retos pendientes, y que deben ser vistos como una urgencia estratégica para garantizar dos elementos fundamentales de nuestras vidas: la salud y nuestra seguridad alimentaria”, concluyó.