Han pasado 17 días desde que nos enteramos de que un derrumbe malogró parte del sitio arqueológico Kuélap. Ayer, el Ministerio de Cultura anunció la llegada de una geomalla biaxial a la zona, con la cual se iniciarán los trabajos de recuperación de este importante patrimonio preinca a partir del 2 de mayo.
¿Cómo será el proceso de recuperación de la parte afectada del complejo arqueológico? Conversamos con especialistas que nos explicaron los pasos a seguir.
Pero, ¿pudo evitarse?
Al ser consultada si esto pudo evitarse, Janie Gómez Guerrero, viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, comentó a Gestión que el principal motivo del derrumbe ha sido la falta de mantenimiento. “Si analizamos las intervenciones arqueológicas que se han hecho a lo largo del tiempo en Kuélap, verán grandes vacíos. Un sitio tan emblemático requiere una intervención integral y constante”, apunta. La funcionaria no lo afirma, pero agrega que “tal vez (se debió a) un tema presupuestal, no lo sabemos”.
Nilsson Mori, ingeniero geotécnico que trabaja en la zona, indica que la causa del derrumbe ha sido la gran cantidad de agua que ha almacenado el suelo del complejo arqueológico. “Estamos hablando de 800 a 1,000 años de precipitaciones que se han ido acumulando. Lo que ha ocurrido en ese sector puede ocurrir en cualquier otro”, señala.
“Se espera el informe de Indeci, organismo que recomendará si Kuélap puede abrir parcialmente para el público y personal que trabaja allí”.
En ese sentido, Mori dice que se ha elaborado un mapa de vulnerabilidad del área, en que ya se ha identificado diversas zonas donde esto podría volver a ocurrir en cualquier momento. “El 30% de toda la fortaleza está en estado vulnerable”, revela Mori. “Lo que sigue es hacer un trabajo de prevención, pero todo trabajo depende de una gestión y de qué tan rápido se muevan las autoridades”.
Recuperación
Nicola Tarque, doctor en Ingeniería Sismorresistente y miembro del Grupo de investigación en Gestión de Riesgos de Desastres de Infraestructura Social (Gerdis - PUCP), comenta que la parte afectada de Kuélap puede recuperarse, pero que primero se requiere de un estudio multidisciplinario con profesionales de arqueología, conservación, ingeniería, entre otros. “De nada vale recuperar parte del muro de piedra si no se hace un drenaje adecuado. No sé si se han hecho trabajos de drenaje antes. Si ha habido, lo que ha fallado es el mantenimiento o continuidad”, concuerda el experto.
Según Tarque, un estudio de este tipo puede tomar entre seis meses a un año y podría bordear los S/2 millones. “Los estudios incluyen ensayos de campo, de laboratorio, toma de imágenes, entre otros. Y cuando está en juego el patrimonio, uno tiene que apostar por las personas mejor preparadas. No podemos improvisar con profesionales que no tengan especializaciones”, manifiesta.
Mori, por su parte, añade que un estudio así requiere la participación de entre 10 a 15 personas. “Se hace con geólogos, geotécnicos, estructurales, que van a dar su punto de vista y, con la ayuda de un conservador y un arqueólogo, llegarán a una solución consensuada”.
Otros sitios vulnerables
Si hablamos de otros monumentos en peligro (ver en corto), Jarque sostiene que desde Gerdis se ha podido evaluar la zona sur, específicamente Puno y Cusco. “Hemos visto que varias chullpas están en deterioro. Pareciera que no ha habido el cuidado respectivo. Y en Cusco, algunas iglesias y casonas que dependen del Estado y otras del privado están en peligro de colapso”.